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Nº 104 - 19 de agosto de 2009
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PULSACIÓN SEMANAL
 
 

EstÁn a la espera de los mejores resultados
Acreditar, innovar, participar:
Verbos que se conjugan juntos

  • Plenamente satisfecho con el crecimiento que ha significado para la Escuela de Kinesiología el proceso de reacreditación se encuentra su director, el profesor Mario Herrera.

A una semana de culminada la visita de los pares evaluadores externos –conformada por los profesores Eduardo González, de la Universidad de La Frontera ; Eduardo Achu, de la Universidad Católica del Maule y Francisco García, de la Universidad de Tucumán, Argentina, además de Claudia Venegas, quien actuó de ministro de fe de la Comisión Nacional de Acreditación, CNA-, el académico mira hacia atrás con la tranquilidad que otorga el trabajo bien hecho.


Académicos de la Escuela de Kinesiología y autoridades de la Facultad de Medicina junto al grupo de pares acreditadores externos del CNA.

“La comisión de pares externos que nos tocó estaba extremadamente bien preparada, se notó que habían leído nuestro informe al detalle y fueron muy inquisidores en todas las reuniones que les tocó participar. Pero, a la vez, supieron trasmitir un ambiente de tranquilidad, dando a entender que éste es un proceso de crecimiento en el que deseaban confirmar y complementar la información que tenían. De hecho, todos los académicos de la escuela quedaron muy contentos y satisfechos después de entrevistarse en conjunto con ellos”, explicó el profesor Herrera.

Este buen resultado, añade, es el corolario de un largo tiempo de mucho trabajo, pues generaron en paralelo tres líneas de acción: el informe de autoevaluación, la implementación de la innovación curricular y el proyecto de desarrollo institucional. “Esto fue difícil desde el punto de vista de la carga horaria, pero enriqueció cada una de estas líneas. Desde que asumí como director realizamos mensualmente un claustro académico ampliado en el que participan todos nuestros docentes, con la idea de refrendar y consensuar todas las propuestas. Así por ejemplo, la labor que iba haciendo nuestra comisión local de innovación curricular, en conjunto con la central, se fue validando paso a paso. A su vez, esta misma innovación iba dirigida a corregir algunas de las carencias detectadas en la acreditación anterior. De esta forma, construimos en conjunto sus modificaciones, objetivos, plazos e indicadores, lo que resultó en el documento completo que entregamos a los pares evaluadores cuando vinieron”.

Lo anterior, explica, generó un ganancial extra: un clima laboral inmejorable, en el que los académicos sienten valoradas sus propuestas y su aporte, puesto que pueden proyectar su desarrollo profesional paralelamente con el de la escuela, y con su apoyo.

Para saber y contar

Por todo lo anterior, el profesor Herrera siente que hay varias áreas en las que hay que estar especialmente preparado para enfrentar con éxito el proceso de autoacreditación. Primero, afrontar la innovación curricular, pues ésta es la única forma de superar la mayor de las debilidades que es la rigidez de la malla de estudios. Luego, hacer de ambos procesos algo consensuado y profundamente socializado, en el que se integren todos los académicos y las mejores propuestas. “Este conocimiento tiene que ser especialmente acabado en tres áreas fundamentales: currículum y su evolución; gobierno, estructura, información y toma de decisiones, y mecanismos de autorregulación, sus indicadores de calidad y procedimientos de mejora. Esto es clave”, sentencia.

Otra materia que, agrega, será común a todas las escuelas en su medición –y porque es parte de la Facultad de Medicina como una política de desarrollo- es el seguimiento a los egresados. “Hay que tener claro las necesidades de perfeccionamiento que nuestros titulados tienen, su empleabilidad, y sobre eso establecer iniciativas de capacitación y de retroalimentación que se reflejen y fundamenten cambios en las mallas de estudio de pre y postgrado. Hacer convenios para que se integren a diversos cursos es el enganche para que se acerquen nuevamente a la universidad y así recibir esta información, y para seguir acompañándolos en su formación profesional”.

Lo mismo pasa con el tema de los empleadores: “tiene que haber una estrategia con ellos también, para saber qué es lo que destacan de nuestros titulados y qué es lo que necesitan, que esté descrita como una política en el PDI de cada escuela, con metas claras. Deben conocer nuestras mallas curriculares, para que sepan qué pueden esperar, de manera que, además, estén preparados para cuando se los convoque a participar de este proceso de reacreditación”.

Finalmente, el profesor Herrera está tranquilo y a la espera de los resultados que, a mediados de octubre, debieran estar listos y que según señala debieran constituir “un salto cualitativo para la carrera”.

Cecilia Valenzuela