El lunes 17 de agosto la Escuela de Tecnología Médica de la U. de Chile homenajeó a una de sus más destacadas académicas, la profesora Fresia Solís Flores, quien este año finalizó sus labores universitarias.
Profesora Cecilia Leyton, Dr. Ennio Vivaldi y profesoras Fresia Solís,
Leonor Armanet y Juanita Vargas. |
En la ocasión, se destacó su gran compromiso con el plantel, dilatada experiencia, mirada crítica y reflexiva, entusiasmo y generosidad a la hora de compartir sus conocimientos, gran calidad humana e infatigable energía y diligencia. La directora de la Escuela de Tecnología Médica, Leonor Armanet, valoró el significativo aporte realizado por la académica, señalando que ella ha sido parte activa de muchos de los logros obtenidos por la institución. “El prestigio de nuestra escuela te pertenece”, apuntó.
Añadió que la profesora Solís supo transmitir a las nuevas generaciones la importancia de la investigación científica y el deber ético de mantenerse al día. “La huella de Fresia nos inspira y su compromiso con la institución nos honra”, comentó.
Leonor Armanet, directora de la Escuela de Tecnología Médica, entregando un galvano a Fresia Solís. |
En tanto, la coordinadora de la Mención de Radiología y Física Médica, Beatriz Alfaro, valoró la gran calidad académica de su colega y la forma en que siempre inculcó a los alumnos rigurosidad y honestidad, actuando de manera ejemplar al demostrar día a día su amor por la profesión. “Cuando uno entra a una universidad espera encontrar profesoras como Fresia Solís, es decir, docentes e investigadoras dedicadas y con espíritu crítico”, comentó.
En tanto, Juanita Vargas, subdirectora de la Escuela de Tecnología Médica, ahondó en lo que llamó el currículum explícito de la docente. Así recordó que Fresia Solís se recibió de tecnóloga médica en la Universidad de Chile en 1964, comenzando a trabajar en el Laboratorio de Medicina Nuclear del Hospital Clínico de la corporación ese mismo año, constituyéndose de paso en la primera instructora que tuvo la escuela en ese recinto.
En 1969 recibió su diploma de Docencia Universitaria en la Facultad de Filosofía y Humanidades de la U. de Chile. Inició su carrera académica en la Escuela de Salud Pública. Allí ingresó a la Licenciatura en Bioestadística, área que más tarde se incorporó al plan de estudio de la carrera.
En 1974 obtuvo la beca de la Federación de Facultades de Medicina para estudiar Demografía y Salud en la Universidad Javeriana de Colombia, alcanzando el primer lugar dentro de 45 alumnos. Posteriormente, fue coordinadora de la Unidad de Demografía de la ESP y organizó el primer curso intensivo en la materia en conjunto con el Centro Latinoamericano de Demografía, programa que se extendió por 16 años.
La académica obtuvo el grado de Magíster en Bioestadística en 1989, también fue docente de postgrado y destacó en sus labores de investigación. De hecho, en 1983 la Sociedad Médica de Santiago le otorgó a ella y a las profesoras Berta Castillo y Graciela Mardones, el premio Ramón Corbalán Melgarejo al mejor trabajo publicado, estudio que también fue divulgado en Francia y que versó sobre la mortalidad infantil. Pero no sólo investigó en temas científicos, también se abocó al diagnóstico y proyección de la profesión.
Las académicas
Beatriz Alfaro y Fresia Solís. |
“En 1993, en consideración a sus antecedentes curriculares, fue ratificada como profesor asociado, constituyéndose en una de las primeras tecnólogas médicas que recibió tal evaluación académica”, destacó Juanita Vargas.
Gracias a todos por todo
El vicedecano de la Facultad de Medicina, Dr. Ennio Vivaldi, señaló que si bien Fresia Solís ya no estará trabajando en el plantel, seguirá siendo parte de él: “Nuestra pertenencia a la Universidad de Chile está en el alma”, resaltó.
También destacó su cariño por los semejantes, su esfuerzo por servir y deseo permanente de avanzar en beneficio de todos.
Finalmente, la homenajeada dijo que cumplió con orgullo los postulados de la Universidad de Chile: “Nuestro mandato es que nuestro plantel siempre progrese”, apuntó.
Asimismo, destacó la importancia de la docencia y del binomio estudiante-tutor que, según dijo, siempre perdurará, ya que enriquece la relación humana, así como la relevancia de la investigación para favorecer el aprendizaje significativo y el trabajo en equipo. “Le doy gracias a todos por darme todo”, acotó.
Cecilia Coddou
|
