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Nº 100 - 15 de julio de 2009
“Hay que legislar sobre la ciencia, no sobre conjeturas”
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PULSACIÓN SEMANAL
 
 

Estudio de la Escuela de EnfermerÍa
Impactantes cifras de uso de marihuana y cocaÍna durante embarazo

  • Una importante contribución a la formación de las profesionales del área en materia de prevención del consumo de drogas ilícitas hizo la Escuela de Enfermería de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, con su participación en el libro “Formando enfermeras (os) en el fenómeno de las adicciones”, proyecto conjunto entre la Comisión Interamericana para el Control de Abuso de Drogas, CICAD, la Asociación Chilena de Escuelas de Enfermería, ACHIEEN, y el Consejo Nacional para el Control de Estupefacientes, CONACE.

Profesora Marlene Alfaro.

Como uno de sus capítulos principales, en el texto se da a conocer el estudio “Factores de riesgo socioculturales que predisponen a consumo de tabaco, alcohol y otras drogas en embarazadas de tres consultorios del área Norte de Santiago, Región Metropolitana”, encabezado por la profesora Marlene Alfaro y los estudiantes Natalia Antiguay, Chris Bravo, Paloma Carreño y Belén Galarce –hoy titulados-, realizado durante el 2007 en el marco de la asignatura Metodología de la Investigación II , de la cual la académica es tutora.

Usando un método cuantitativo, descriptivo y transversal, obtuvieron una muestra de 161 mujeres embarazadas, de un total de 570 gestantes en control en los tres consultorios incluidos. El estudio arrojó cifras impactantes: un 30% de las madres era adolescente, superando al 14% de promedio nacional; el 68% eran solteras, casi triplicando la media chilena, que alcanza a un 25%.

Altísimo consumo de cocaína en el embarazo

Peor aún, algunas de sus conclusiones señalan que frente al consumo de tabaco en gestaciones de menos de tres meses, es de un 12,2%; de tres a seis meses es de un 54% y en los casos de más de seis meses es de 26%. Y en cuanto a la marihuana y la cocaína, en las mujeres con menos de 3 meses de embarazo, es de un 20 y un 33,3 % respectivamente, situación que se revierte entre los tres y los seis meses, pues pasa a ser de 40% y 0%, pero que alcanza su punto más álgido en la etapa final de la formación del nuevo hijo, pues llega a un 40% de consumo de marihuana y 66,6% de cocaína.

Según explica la profesora Alfaro, el que se mantengan las adicciones en la primera fase del embarazo es por dos razones: las mujeres no saben aún que están esperando un hijo o en este período piensa que no tendrá repercusiones por ser una etapa de formación de la placenta, por lo que no hay comunicación o trasferencia directa de sustancias o nutrientes entre ella y el niño.

“Así, la baja en el consumo durante segundo trimestre se produce porque ya ha tomado conciencia que las drogas pueden dañar a su hijo, pero sube significativamente en el tercer trimestre porque el período de abstinencia muchas veces es intermitente y el deseo de consumir es fuerte, por lo que manifiestan que no pueden aguantar más y que no lo pueden dejar” explica la académica.

De la misma forma, agrega que los factores de riesgo asociados al uso de drogas son los que se han descrito en estos estudios, tales como la baja autoestima, violencia intrafamiliar, estrés, presencia de las malas relaciones madre-hijo, relación padre-hijo débil o ausente o disfunción familiar, entre otros. Además, es indudable que la disponibilidad del tabaco y alcohol como drogas lícitas, sumadas a la falta de redes de apoyo y de oportunidades laborales con bajas condiciones económicas, figuran como predisponentes a la adicción y al consumo de otras drogas más fuertes.

“Este estudio, así como otros que hemos realizados, no sólo nos dan a conocer la realidad del uso de estupefacientes, sino que dan cuenta de lo relevante que es educar a los estudiantes desde el pregrado en este tema país por lo que, como entidad formadora de profesionales de excelencia, comprometidos con la sociedad no se puede soslayar. Nuestros egresados tienen un papel preponderante en la gestión del cuidado, por lo que deben poseer una férrea preparación en este fenómeno, de manera tal de realizar prevención y promoción de la salud en el individuo, familia y comunidad.”, finaliza la docente.

Cecilia Valenzuela