El 3 de julio de 2009, los estudiantes –de primer y segundo año de las escuelas de Obstetricia, Kinesiología y Medicina- debieron preparar una serie de alimentos que unieran los conceptos dictados por la académica: que utilizaran ingredientes naturales para que resultaran saludables, pero además que fueran atractivos y apetitosos.

La profesora Graciela Jiménez, al centro, junto a sus felices estudiantes. |
“El curso partió con una autoevaluación que hicieron los estudiantes de su ingesta calórica diaria, el aporte nutricional de ésta y los requerimientos que tienen según la actividad física que realizan. Por ello, les enseñamos a adecuar su alimentación a su forma de vida, y a preparar comidas que sean sanas y ricas, que no se queden con la idea que nutrirse bien es comer puro pasto”, comenta la académica. María Paz Ross, alumna de la Escuela de Obstetricia y Puericultura, cuenta que “lo pasé muy bien en el curso, fue muy enriquecedor para la vida cotidiana, porque aprendimos a comer mejor, y a cocinar, de una forma muy entretenida, para que pudiéramos cambiar nuestro patrón de alimentación, elegir los más nutritivos, comentarlos y prepararlos”.
De hecho, otra de las inscritas comentó que preparó para su familia una lasagna de zapallo italiano “tal cual la hicimos acá, con los mismos ingredientes, y se hizo poca”.
Cecilia Valenzuela
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