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Nº 94 - 1 de junio de 2009
A los científicos la razón nos dicta que debemos ayudar
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PULSACIÓN SEMANAL
 
 

SeÑala el Dr. Gordon H. Sato:
“A los cientÍficos la razÓn nos dicta que debemos ayudar”

  • El destacado miembro de la Academia de Ciencias de Estados Unidos y amigo personal del matrimonio Allende Connelly viajó desde Africa para acompañar a los profesores durante el cierre de su laboratorio en la Facultad de Medicina.

Dr. Gordon Hisashi Sato

No quiso perderse la ceremonia organizada por la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile para reconocer a sus amigos Jorge Allende y Catherine Connelly, quienes, tras 47 años de trabajo científico, decidieron cerrar su laboratorio. Por eso, el destacado biólogo celular, Dr. Gordon Hisashi Sato, tomó un avión en Eritrea, África, donde está avecindado desde hace varios años, y viajó a Chile, gesto que fue valorado con emoción por el doctor Allende.

El Dr. Sato, de 82 años, es un renombrado investigador norteamericano que en la cúspide de su carrera decidió poner a disposición de los más desvalidos todos sus recursos intelectuales. Haciendo caso omiso a la guerra y pobreza que asolaban Eritrea, se concentró en la plantación de manglares, tipo de vegetación que crece en aguas saladas y que sirve de alimento a las cabras que, a su vez, son el sustento de los más pobres, quienes las utilizan para obtener de ellas leche y carne.

“Que una persona de estas características se haya tomado el tiempo para estar con nosotros nos conmueve profundamente”, señaló el doctor Allende.

El doctor Sato, miembro de la Academia de Ciencias de Estados Unidos, se sintió motivado para atacar los problemas más críticos que enfrenta la sociedad actual: pobreza, hambre, polución ambiental y calentamiento global. Su padre, pescador y jardinero, le enseñó desde pequeño los conceptos básicos acerca de cómo cultivar y apreciar los organismos vivos que habitan la tierra y el agua. Quién imaginaría que eso lo llevaría, décadas más tarde, a plantar un millón de manglares en Eritrea.

Esta iniciativa le valió el año 2005 el premio Planeta Azul que le ha permitido hacer una segunda plantación en la nación africana, tarea que él resume como la obligación propia de un científico. “Demostramos que en África podemos proveer de comida a la población usando la ciencia y una muy simple. Por eso es una vergüenza que haya sufrimiento en el mundo existiendo las posibilidades reales de subsanar estos problemas”, plantea.

El doctor Sato añade que sus experiencias de vida le han permitido concluir que “el aspecto científico del problema es simple de solucionar, sin embargo los componentes políticos, religiosos y culturales no lo son tanto”. Asimismo, plantea que durante todos los años que ha estado viviendo en África se ha podido conectar muy bien con los habitantes del lugar, por el contrario, a nivel gubernamental no ha sido nada fácil.

“Al gobierno sólo le interesa mantenerse en el poder, no le importa la gente. Pero a los científicos la razón nos dicta que debemos ayudar y en eso estamos”, acota.

Cecilia Coddou