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Nº 90 - 5 de mayo de 2009

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La necesidad de coincidir... y actuar
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PULSACIÓN SEMANAL
 
 

Debate“AutonomÍa y gobierno universitario”
La necesidad de coincidir... y actuar

  • La decana de la Facultad de Medicina, doctora Cecilia Sepúlveda, recibió a los asistentes explicando que este año los encuentros se centrarán en el análisis de la problemática de la educación superior.

Diferentes posturas se dieron cita en el primer Debate 2009 de la Facultad de Medicina, el cual abordó el tema de “Autonomía y gobierno universitario”. En el encuentro, realizado el 28 de abril, los panelistas fueron los profesores José Joaquín Brunner, director del Centro de Políticas Comparadas de Educación de la Universidad Diego Portales, y Carlos Cáceres, académico e investigador de la Facultad de Economía y Negocios de nuestra corporación, junto al presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile, Federico Huneeus; el doctor Ennio Vivaldi, vicedecano de la Facultad de Medicina y vicepresidente del Senado Universitario, ofició de moderador.


Los debates 2009 abirdarán la educación pública desde diferentes perspectivas.

Así, el profesor Brunner partió aclarando históricamente el concepto de autonomía, retrotrayéndose al surgimiento de las universidades modernas en Francia y Alemania a comienzos del siglo XIX, según las cuales se reconocía la libertad de estudio, enseñanza e investigación a las instituciones formadoras, pero se entendía que pertenecían al Estado, el cual las financiaba. De esta manera, explicó, el autogobierno no es un concepto que tenga que ver con la universidad moderna así entendida; esta noción tiene sus primeros esbozos en las universidades inglesas, en las que su gobierno reside en la “oligarquía” académica de la institución y el manejo del financiamiento, también estatal, está en manos de organismos intermedios. Todo esto, contrariamente a lo sucedido en América Latina, en la que desde comienzos de 1800 y hasta 1950 sólo hubo 75 casas de estudios superiores, las cuales se desarrollaron en ambientes hostiles debido a la vulnerabilidad de la política regional, producto de lo cual generaron un modelo autárquico de gobierno, separado del Estado en su accionar académico, pero limitado por su dependencia de los recursos fiscales. Por último, recordó que en Europa el movimiento actual busca aumentar la autonomía de las instituciones formadoras a través de un control menos cercano, como el que podrían ofrecer mecanismos de aseguramiento de la calidad y de acreditación , los cuales en nuestro continente tienen el propósito contrario, es decir, limitar las consecuencias de la autarquía en las corporaciones.

Por su parte, el profesor Carlos Cáceres, quien fuera Vicerrector de Administración y Finanzas de la Universidad de Chile por ocho años, se refirió a las actuales tensiones entre lo que se entiende como autonomía y gobierno universitario, y luego ahondó en la experiencia nacional al respecto. De esta forma, diferenció los tipos de gobierno universitario corporativo -aquél con una fuerte influencia del equipo directivo-, del colegiado, en el cual sí pesa el cuerpo académico. Luego, comparó los diferentes niveles de participación y democracia en las universidades estatales versus la efectividad y el menor costo de resultados, produciéndose situaciones como departamentos que quieren mantener la autonomía en el manejo de sus recursos, dejando a los que no cuentan con ellos como un problema del Estado. Finalizó su exposición señalando que en Chile falta mucho por hacer a nivel de gobierno y gestión universitaria porque, en general, la planificación de este tipo en las corporaciones no es buena.

Indispensable financiamiento basal


El profesor Carlos Cáceres se refirió a las actuales tensiones entre lo que se entiende como autonomía y gobierno universitario, y luego ahondó en la experiencia nacional al respecto.

Federico Huneeus señaló que el actual concepto de autonomía se enfoca desde la gestión pensada de manera economicista, sin incluir el ámbito cultural . En su opinión, la universidad debe autogobernarse para lograr la excelencia académica y cumplir su compromiso con el país, ajena a los vaivenes políticos para que pueda proyectarse en el largo plazo, sustentada por un gobierno interno y una fuerte comunidad universitaria. Eso, añadió, no quiere decir que estén ajenos a la realidad nacional, sino que preparados para cumplir sus objetivos de compromiso con las necesidades de la sociedad. Por ello, explicó que hay dos cosas que las universidades no pueden dejar de ser: debe ser el lugar en el que se estimule el saber crítico y en el que se genere un proyecto colectivo, más allá de las individualidades del aprendizaje. Por todo lo anterior, finalizó diciendo que son necesarios cinco elementos para una reforma estructural del sistema universitario: recuperar el sentido público de la educación, con participación triestamental, con políticas de acceso que aseguren la integración social, con política de financiamiento basal y, por último, mediante el refuerzo del rol de la educación técnica.

Cecilia Valenzuela