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Nº 89 - 27 de abril de 2009

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PULSACIÓN SEMANAL

elpulso@med.uchile.cl

Mediante la labor de una comisiÓn ad hoc
InnovaciÓn Curricular asegura la calidad de su proceso

  • La Comisión de Aseguramiento de la Calidad de la Facultad de Medicina es una entidad que monitorea y evalúa la calidad de la gestión de la innovación curricular, cuyo objetivo es evaluar procesos y productos, así como sugerir mejoras.

Un primer resultado de su trabajo entregó la Comisión de Aseguramiento de la Calidad de la Facultad de Medicina a la decana del plantel, doctora Cecilia Sepúlveda. En el informe, este equipo académico evaluó las primeras fases del proceso de innovación curricular de las dos escuelas que este año iniciaron su implementación, como son Kinesiología y Obstetricia.


La Comisión de Aseguramiento de la Calidad -doctora Ruth Depaux, Álvaro Cabrera, doctor Milton de la Fuente y profesor Eduardo Lillo; ausente, profesora Teresa Castillo- junto a la decana de la Facultad de Medicina, doctora Cecilia Sepúlveda, y el director académico del plantel, doctor Alejandro Afani.

Convocados por la doctora Sepúlveda, y en base a los lineamientos de acción entregados por la Comisión Central de Innovación Curricular, el grupo conformado por Álvaro Cabrera como coordinador general y los profesores Teresa Castillo, de la Escuela de Tecnología Médica; Ruth Depaux, de Medicina; Eduardo Lillo de Obstetricia y Milton de la Fuente, del Instituto de Ciencias Biomédicas, comenzó su labor el 4 de septiembre de 2008, con la misión –en esta primera etapa- de evaluar las etapas de diseño e instalación de los dos planes de formación que entraron en vigencia en marzo de 2009, cuyo resultado fue el entregado a las autoridades.

Álvaro Cabrera, magíster en Pedagogía en Educación Superior e integrante de la Vicerrectoría de Asuntos Académicos de la Universidad de Chile, explica que “lo que hicimos fue tomar cada una de las fases del modelo y, en base a los criterios de rigor, nos fuimos preguntando qué aspectos podrían ser evaluados para certificar, por ejemplo, la cohesión interna del plan de formación, o la coherencia, referida a cómo ese plan de formación responde a la misión de la carrera, de la facultad y de la universidad. O, en cuanto a la viabilidad, si habían determinados diagnósticos de necesidades de infraestructura y de todo tipo de recursos humanos necesarios para la implementación de los nuevos currículos. Y, en lo referido a la pertinencia, vimos si el proceso que se llevó a cabo para la creación de los perfiles de egreso da cuenta del nivel de vinculación con las necesidades reales o futuras en esa área”.

Conocimiento, acuerdo y satisfacción

Así, informa Cabrera, lo que evaluaron fue básicamente la percepción de los académicos y de los estudiantes respecto de lo sucedido en cuanto a Innovación Curricular hasta el momento, con tres ejes de consulta: el nivel de conocimiento que tenían del tema, desde el ordenamiento del proceso hasta los conceptos mismos de competencia o de perfil de egreso; el nivel de acuerdo que existía con los procesos y cambios propuestos y el nivel de satisfacción con los resultados, tanto por las características del proceso como por el producto.

Para llegar a esas respuestas, la comisión desarrolló dos líneas de trabajo: encuestas para académicos y para estudiantes, y una serie de entrevistas grupales de discusión de diversos temas. La muestra incluyó a alumnos de primero a tercero en Obstetricia y de primero a cuarto en Kinesiología, con un total de 343 encuestas, y todos los profesores, tanto de las escuelas como del ICBM, que fueran a participar dictando clases durante el primer o segundo semestre del 2009 en las carreras innovadas.

En cuanto a las entrevistas grupales, desarrollaron tres con académicos de las dos escuelas y el ICBM, seleccionados aleatoriamente mediante sorteo en el universo de quienes participarían de la docencia en las carreras innovadas, para medir su propia percepción sobre cuán habilitados o no se sentían para dictar clases, si conocían las competencias establecidas y si se consideraban preparados en términos de metodologías apropiadas para desarrollar y evaluar esas competencias. También entrevistaron a las comisiones locales del las dos escuelas y del ICBM.

El valor de la participación

Las conclusiones de este informe sentencian que existe una alta valoración del proceso entre estudiantes y profesores, así como una opinión muy positiva de lo que podrían ser sus resultados. “Ellos manifiestan un alto nivel de conocimiento sobre el nuevo perfil de egreso de las respectivas carreras, y mucha conformidad con el tipo de proceso que se llevó a cabo. Ahora, ese nivel de conocimiento se declara menor cuando se pregunta por las competencias exactas que deben desarrollar en esos cursos, o las que se supone que están desarrollando los estudiantes en los cursos que están tomando”, explica Cabrera.

Hay coincidencia, también, en las razones que motivan este cambio, explicitadas en la necesidad de perfeccionar aspectos de los currículos actuales, y cuando se pregunta qué tipo de decisión política influyó en que este proceso se llevara a cabo, pues la respuesta que surge como más clara es la decisión política impulsada por las autoridades de la Facultad de Medicina.

Asimismo, el estudiantado considera a la participación de alumnos y profesores como el principal factor facilitador del proceso de innovación, y entre los académicos se destaca mucho el hecho que se haya decidido seguir un modelo de gestión común para el cambio de las ocho escuelas y que exista liderazgo experto.

Respecto de aspectos a mejorar destaca “la socialización, la forma de informar el proceso en profesores y estudiantes. Ese es el aspecto con mayor porcentaje de insatisfacción”.

Un modelo para la U

Por último, el coordinador general de esta comisión señala que el proceso de Innovación Curricular de la Facultad de Medicina, tanto por la rigurosidad con que ha sido implementado en sus diferentes fases, así como por la creación de una entidad que certifique la calidad del mismo “puede que se constituya en un modelo a seguir por el resto de la Universidad de Chile, por eso cuenta con el apoyo de la Vicerrectoría de Asuntos Académicos, representado en mi labor dentro de la comisión”.

Cecilia Valenzuela