| Con un concepto de crecimiento inclusivo, la Biblioteca Central de la Facultad de Medicina está desarrollando un proyecto de renovación del equipamiento computacional de las bibliotecas de los campus clínicos, en el objetivo de facilitar este indispensable acceso a académicos y estudiantes de pre y post grado, financiado en parte con sus propios ingresos.
“Cada vez que consultamos a los alumnos respecto a su nivel de satisfacción con los servicios y recursos de la biblioteca, el punto débil siempre es el número de computadores que tenemos disponibles. Los alumnos que los utilizan no sólo realizan búsquedas bibliográficas sino que también trabajos y presentaciones para sus clases. Por eso es que invertimos aproximadamente 11 millones de pesos para adquirir 30 nuevos computadores para su uso, de los cuales una decena se quedará en Norte y los otros irán a suplir las falencias que tenemos en las bibliotecas de campus. Además, adquirimos los equipos necesarios para instalar WI FI en las bibliotecas del campus Sur y Occidente, explicó Carmen Loewenstein, directora de la Biblioteca Central.
Y es que el acceso a internet, por ejemplo, es indispensable para la recopilación de material de estudio, búsqueda de investigaciones y papers, situación que los jóvenes enfrentan desde sus primeras clases. “Por ello es que, además, uno de los servicios que damos son talleres de capacitación en el uso y manejo de los recursos de información en el área de la salud, con el fin de desarrollar en los estudiantes habilidades informativas que les permita recuperar, evaluar y utilizar este conocimiento. Actualmente, muchos académicos de pre y postgrado nos piden estos talleres para sus cursos –lo que significa prepararnos especialmente en cada uno de sus respectivos temas-, y las escuelas los están incorporando a sus actividades docentes. Es un modo de obtener el máximo conocimiento y provecho de las suscripciones a revistas científicas y bases de datos que tenemos, en las que se invierten más de 300.000 dólares al año”.
Exitosa integración
Por otra parte, este crecimiento inclusivo abarca diferentes áreas del propio estamento funcionario de la Biblioteca Central; prueba de ello son los talleres de inglés que se ofrecerá al personal, próximos a comenzar, y el grato ambiente laboral que han podido desarrollar. “Es por eso que tenemos miembros con una notable dedicación; sólo por dar un ejemplo, Carolina Albornoz, nuestra bibliotecaria del Campus Oriente, quien se involucró con gran dedicación y entusiasmo al proyecto de organización y traslado de la biblioteca Oriente al nuevo espacio habilitado recientemente en el edificio académico aledaño al Hospital del Salvador”, añade Carmen.
Otra muestra es la iniciativa pionera de ofrecer una pasantía laboral a dos jóvenes con Síndrome de Asperger, que se enmarca en un proceso de integración para jóvenes con este síndrome, con el objeto de que logren una práctica y puedan llegar a realizar de ésta un oficio. “Entendiendo sus necesidades de inserción laboral los hemos acogido, pues consideramos que, además de tener valor para ellos, también ha sido valioso para nosotros, haciendo un aporte real a nuestro trabajo, son muy esforzados, cuidadosos y detallistas”. Ambos jóvenes se desempeñaron a modo de prueba durante enero y, luego de ser positivamente evaluados, seguirán trabajando durante todo el año (vea nota de Pulso Nº80). Así, Camilo Aranda, de 22 años, atiende a estudiantes en el mesón de préstamo de computadores, y Pablo Toledano, de 28, ayuda en la preparación física del material y organización de libros en el Museo Nacional de Medicina. “María del Carmen Aguilera, directora del Centro Rehabilitador Leo Kanner, de donde provienen Camilo y Pablo, está muy contenta y satisfecha y, según entiende, es primera vez en el mundo que se hace este tipo de integración laboral, por lo que estamos evaluando escribir un artículo describiendo la experiencia”.
“Con todo esto la Biblioteca pretende contribuir a los esfuerzos que hace la Facultad de Medicina para ofrecer servicios de la mayor calidad a sus estudiantes. Todo esto es posible gracias al apoyo constante de nuestras autoridades y, en especial, de la Dirección Académica”, explica Carmen Loewenstein.
Y finaliza diciendo que “por nuestra parte, creemos que mejorando y homogenizando los servicios que se ofrecemos en las bibliotecas de los campus la equidad en el acceso a la información científica será una realidad”, finaliza Carmen Loewenstein.
Cecilia Valenzuela
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