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Nº 84 - 23 de marzo de 2009

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PULSACIÓN SEMANAL

elpulso@med.uchile.cl

El tema es abordado en libro editado por profesionales de la U. de Chile
Hijos de mujeres alÉrgicas tienen 80% de
probabilidad de padecer la enfermedad

  • Estos niños suelen tener mayor predisposición a desarrollar alergias cutáneas y digestivas en las primeras etapas de la vida, y también pueden padecer rinitis alérgica y asma.

Doctor Arnoldo Quezada

Las enfermedades alérgicas, que han experimentado un incremento significativo en su incidencia durante los últimos años, presentan un fuerte componente genético. Por ello, si los progenitores sufren de alergias respiratorias, especialmente si se trata de la madre, los pediatras deberían evaluar al niño a edad temprana. De hecho, se calcula que si ambos padres son alérgicos el menor tendrá entre un 70% y 80% de probabilidades de enfermarse.

El doctor Arnoldo Quezada, director del Departamento de Pediatría y Cirugía Infantil Sur de la Facultad de Medicina de la U. de Chile, explica que esta predisposición se manifiesta en los lactantes inicialmente con problemas cutáneos. Dentro de ellos, los más comunes son las dermatitis atópicas.

A nivel mundial entre el 10% y 30% de los niños tiene dermatitis atópica, patología que en adultos aqueja hasta el 3% de la población. “En general esta es una enfermedad de la infancia, ya que el 65% de los casos comienza en el primer año de vida. Aún más, en el 85% de los pacientes las lesiones se desarrollan antes de los cinco años de edad, sin que haya variaciones significativas de sexo y raza. Afortunadamente, la mayoría de los pacientes presenta formas leves o moderadas, siendo muy bajo el porcentaje de casos graves”, señala el especialista.

Dentro de los factores desencadenantes se encuentra la influencia maternal y perinatal, es decir, el uso de anticonceptivos orales durante el embarazo, las madres fumadoras, las gestantes tardías del primer hijo y un alto peso de nacimiento. “Los alergenos intradomiciliarios, en especial ácaros, epitelios animales y hongos, además del tabaco y la calefacción contaminante en invierno, pueden ocasionarles trastornos en la piel. En el exterior uno de los principales factores es el polen”, plantea.

En cambio, la lactancia materna y la introducción de alimentos sólidos en etapas más avanzadas, después de los seis meses de vida, constituyen factores protectores o al menos retrasan el inicio de la enfermedad.

Por otra parte, y como medida preventiva, si la madre es alérgica se le solicita que restrinja su dieta durante el período de gestación y amamantamiento, evitando ciertos alimentos como la leche entera de vaca. “En estos niños hay que mantener la piel siempre hidratada y lubricada usando cremas o emolientes que contengan lípidos. Asimismo, los baños deben ser cortos y con agua tibia, también se debe evitar el uso de ropa de lana, fibra sintética y seda. Tampoco son buenos los cambios bruscos de temperatura o el exceso de calor”.

A ello se suman las medidas farmacológicas que indicará el especialista, dependiendo de la gravedad del problema que, por lo general, suele manifestarse con prurito y sequedad de la piel, aunque en algunos casos produce lesiones más agudas y graves.

Trastornos digestivos

Pero los niños alérgicos no sólo presentan complicaciones dermatológicas, también suelen tener problemas digestivos. “La alergia alimentaria es un conjunto de manifestaciones clínicas ligadas a una respuesta inmunológica desencadenada por un alergeno que está en los alimentos”, comenta el doctor Quezada.

El especialista explica que el 35% de los niños con dermatitis atópica, moderada o severa, tienen alergias alimentarias, mientras que entre el 6% y 8% de los niños asmáticos presentan episodios de sibilancias luego de la ingesta de algún alimento en particular.

Los productos que suelen generar alergias alimentarias en los niños son: leche de vaca, huevo, maní, trigo, soya, frutos secos, pescado y mariscos. “El principal tratamiento es la dieta de exclusión, es decir, que el niño no consuma el alimento, para ello es muy importante el correcto etiquetado de éstos. Sin embargo, como en los niños estas alergias suelen ir cediendo con los años, es relevante evaluar la reintroducción de los productos en forma paulatina”, plantea el especialista.

En tanto, los fármacos pueden ser útiles para disminuir síntomas cutáneos, esofagitis y gastroenteritis alérgicas. “Eso sí, es importante definir si las personas son realmente alérgicas porque muchos sujetos que al consumir un alimento padecen de cólicos o diarrea, la verdad es que están sufriendo de intolerancia. En estos casos de pseudo alergia los problemas se producen dependiendo de la cantidad ingerida”, dice.

Rinitis y asma

Estos niños que empiezan tempranamente con manifestaciones cutáneas y digestivas, suelen tener mayor predisposición a los trastornos respiratorios, en especial asma y rinitis, que son enfermedades crónicas. “Se estima que el 40% de la población pediátrica con rinitis tiene asma asociada y que hasta el 80% de los niños asmáticos podrían ser riníticos. Por eso es significativo conocer los antecedentes del niño y de sus progenitores, para darles la ayuda necesaria y oportuna”, apunta el doctor Quezada.

Este y otros temas son abordados en profundidad en el libro “Alergia e Inmunología Pediátrica” que fue editado por profesionales de la Universidad de Chile y publicado por Editorial Mediterráneo. El texto, desarrollado por los doctores Arnoldo Quezada, Ana María Gallardo, Nicole Jadue, Alfonso Loosli y Patricia Roessler, será presentado el jueves 26 de marzo, a las 11.30 horas, en el Salón Lorenzo Sazie, ubicado en la Facultad de Medicina de la U. de Chile (Avenida Independencia Nº 1027, segundo piso).

Cecilia Coddou