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Nº 79 - 9 de enero de 2009

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PULSACIÓN SEMANAL
 
 

El doctor Sergio Thambo se despide de la Universidad de Chile
“El momento oportuno de retirarse... siempre es antes”

  • Quiere ir al litoral central y escribir una novela. De seguro que en esas páginas habrá más de un pasillo de hospital o de una sala de clases; quizás, un paciente que retoma su vida luego de una segunda oportunidad. Porque más de cuatro décadas dedicadas a sanar y enseñar no se olvidan, por más que se desee “envejecer parejo”.

Doctor Sergio Thambo

No quería ser doctor. Como el protagonista de “Quiebrespejos y otros sueños”, su mamá lo ayudó a decidir el camino de su vida; pero hizo un poco de trampa, porque igual cumplió su mayor anhelo: enseñar.

De Río Bueno, en las proximidades de Osorno, llegó a Santiago a comienzos de los ' 60, un adolescente que no sabía ni cómo tomar la micro; de hecho, el doctor Sergio Thambo cuenta que cuando vino a dar el examen de admisión a la Escuela de Medicina de la Universidad de Chile, quedó llorando en la pieza del hotel luego de que su hermano, que lo acompañaba, retornara al sur. Y, al iniciar sus estudios, llegaba bien en locomoción colectiva a clases, pero al volver al pensionado, inexplicablemente se bajaba del bus en Alameda, pues no sabía que éste llegaba hasta la calle 18, así que caminaba, cuadras de cuadras. “Mi señora todavía se ríe”, dice.

Hoy mira para atrás, preparado desde hace tiempo para la “empresa de envejecer”, como la denomina. En una ceremonia del Departamento de Medicina del Hospital Clínico de nuestra corporación realizada durante noviembre recién pasado, su director, doctor Alejandro Cotera, anunció su retiro y le hizo un homenaje. Y él dijo, escueta pero festivamente: “quiero envejecer parejo”.

Se refería a darle cabida a los años en el cuerpo y en la mente, “irme cuando me piden que me quede, y no cuando me rueguen que me vaya”. Por eso, casi sin duelos porque se ha alistado para este momento, este destacado nefrólogo, pero aún mejor docente y, si cabe, mejor persona, emprende el camino de los nuevos intereses. Escribirá una novela, quizás tendrá algunas horas en consultorios.

Pero, ahora, recuerda.

Médico siempre y ante todo

Primero quería ser obstetra, pero fue “virado” por la doctora María Elena Prieto durante su internado por Urgencias en el entonces Hospital José Joaquín Aguirre. Así, realizó la beca de Medicina Interna en este recinto y luego su post beca en el Hospital de Valdivia, al lado de la Facultad de Medicina de la Universidad Austral.

Allá, se sumergió en el mundo de la diálisis y los trasplantes, hizo las primeras peritoneo diálisis de la región, algo que un destacado cirujano definió como “la letra chica del tratado de Anatomía de Testut”. También hizo sus primeras armas en docencia, lo que era su real vocación. Y también mostró quién era, como persona y como profesional: en una gran huelga médica de mediados del ' 73, él fue uno de los pocos que no se plegó al movimiento, lo que le valió una amonestación verbal del colegio que los agrupa. “Siempre he tenido disociado lo que es la orden médica de lo que son los médicos como grupo humano, como sujetos poseedores de un conocimiento determinado que es vital en la sociedad, y siendo eso en el fondo, cuando uno se pone un delantal, se pone muchos más deberes que cumplir que derechos que exigir, por consiguiente no se puede ir a huelga”, explica hoy.

Cuando regresó al Hospital José Joaquín Aguirre y le solicitaron hacerse cargo de la jefatura de la residencia del Departamento de Medicina Interna, en el año 1975. “En una época en la que hubo una especie de caza de brujas, nos investigaron, y una publicación consignó en qué estábamos algunos médicos “de la Unidad Popular ”, describiendo como que yo gozaba de un gran prestigio a cargo de 25 residentes. Cuando el director del hospital me presentó al abogado para tomar las medidas que estimara pertinentes, les dije que no haría nada porque la única mentira era la cifra: en realidad, estaba a cargo de 12 residentes, nomás”.


El doctor Thambo revisando un caso clínico con colegas y estudiantes.

Mayor cobertura

La nefrología, en todo caso, fue más fuerte que cualquier avatar político: finalizando la década de los ' 70, realizó una beca en París, en diálisis y trasplante, y a su regreso se abocó a hacer crecer la disciplina en el país, como presidente de la sociedad chilena en el área. “Llevé a cabo una política que en su momento fue criticada: la diálisis tenía que crecer y luego obtener su desarrollo en cuanto calidad, así que había que fomentar la instalación de centros de diálisis a lo largo de todo el territorio, con el objetivo era mejorar el acceso a todos los insuficientes renales crónicos, pues antes estaban radicados sólo al interior de los grandes hospitales. Ese período, entre los ‘ 80 y mediados de los ' 90, fue de crecimiento, y peleé mucho para que los centros estuvieran dirigidos por médicos internistas capacitados para hemodiálisis, porque hasta el día de hoy no hay suficientes nefrólogos para cubrir toda esas instalaciones”.

No a la docencia “Cenicienta”

Pero no fue lo único que hizo crecer. El doctor Thambo, paralelamente y durante toda su carrera, se abocó a la enseñanza en su especialidad, pero también a la administración docente, pues fue director académico entre los años 2002 y 2006. De esa labor, señala como un hito muy importante la creación de la Subdirección de Gestión Académica, con el fin de organizar toda la información emanada por las escuelas de pregrado, la de Salud Pública y el Instituto de Ciencias Biomédicas, para facilitar la toma de decisiones.

“Otra tarea que me puse y que por perseverancia comenzó a dar frutos, fue lograr que la docencia de pregrado, la Cenicienta de la academia, pudiera ser valorada en su real cuantía, pero no sólo por los miembros del ICBM, sino que en especial por los doctorandos que allí se forman. Quienes participan en los doctorados no son solamente médicos, hay físicos, químicos, biólogos, la riqueza es muy grande. Y eso, que partió acogido con ciertas consideraciones, ya es una realidad, lo que me deja muy satisfecho”.

Cecilia Valenzuela