Portada
 
Nº 72 - 14 de noviembre de 2008

Tuberculosis: la enfermedad que no pasa de moda
Leer más..

Organizan
taller modelo para jóvenes con diabetes
Leer más..

Estudiantes de Enfermería premiadas en
Congreso Uruguayo
Leer más..

PULSACIÓN SEMANAL
 
 
Rehabilitando desde “mechones”
  • Desde primer año, los estudiantes de Kinesiología aportan a la comunidad en el área de neurorrehabilitación, adquiriendo tempranamente competencias y contacto con los pacientes.

Ya sea por accidentes cerebro vasculares, por problemas derivados de un incidente de tránsito o por alteraciones del proceso de parto, el daño neurológico puede presentarse a lo largo de toda la vida, con secuelas que abarcan diferentes partes del desarrollo biológico. La kinesiología cuenta con las herramientas para ayudar a superar estas dificultades, por lo que la neurorrehabilitación es un conocimiento que sus estudiantes deben adquirir a lo largo de todo su proceso de formación. Ad portas de iniciar un nuevo currículo basado en competencias a partir del 2009, sus alumnos ya se acercan a los pacientes a través de esta área disciplinar, desde el primer año.


Los estudiantes de primer año de Kinesiología en la Escuela Especial Epumalén.

Es así como desde septiembre recién pasado iniciaron una actividad pionera con sus “mechones”, quienes asisten semanalmente a la Escuela Especial Epumalén, de la comuna de Recoleta, a ayudar a niños con deficiencia mental y discapacidades físicas en base a una serie de actividades terapéuticas y recreativas, convocados por Loreto Espejo, una egresada de la Escuela de Kinesiología que se desempeña en este establecimiento.

“Mi principal objetivo es que, a través de esta actividad de extensión y, por lo tanto, voluntaria y sin calificación, conozcan el área neurológica y la neurorrehabilitación”, explica la kinesióloga.

Esta escuela, particular subvencionada, cuenta con 67 alumnos a los que atiende gratuitamente en dos jornadas diarias, con un trabajo multidisciplinario. “Los estudiantes pueden hacer actividades con los que aparentemente no tienen problema, pero al diagnosticarlos en profundidad sí tienen dificultades en el desarrollo sicomotor global, lo que dificulta el aprendizaje”, añade Espejo.

Sobre el trabajo de los estudiantes la especialista señala: “Han respondido muy bien, con un gran compromiso. Estoy sorprendida con el buen manejo de grupo que demuestran; se han adaptado muy bien a los niños, y eso que trabajar con menores discapacitados no es fácil”.

Los chicos, dice, están encantados: “esperan todos los lunes que lleguen estos “tíos” y están ansiosos de salir al patio a participar de las actividades; han desarrollado una relación bien rica”, explica.

Despejando listas de espera

Ya en su cuarto año de formación, los estudiantes de Kinesiología hacen un verdadero aporte al Centro de Diagnóstico y Tratamiento Eloísa Díaz, pues gracias a un acuerdo establecido por el profesor Tomás Hernández desde el 2003, los jóvenes hacen rehabilitación a los pacientes con daño neurológico que se atienden en ese recinto asistencial, por cuatro meses durante el segundo semestre y con una atención personalizada.

“Esta actividad forma parte de la unidad “Evaluación y tratamiento de personas con trastornos neuromotores”, y dentro de ella los alumnos aprenden parte de lo que es la terapia Bobath, concepto terapéutico para el cuidado y tratamiento de pacientes con lesiones en sistema nervioso central, cerebrales o de médula espinal”. De esta manera, los estudiantes se hacen cargo de la lista de espera de los enfermos neurológicos, dos veces a la semana y durante cuatro meses, para aplicar las técnicas que están aprendiendo y ver su evolución. Los beneficios, dice el docente, no sólo son evidentes para los pacientes pues “los alumnos hacen lo que se les indica, con mi supervisión, y vamos trabajando paralelamente. Aprenden mucho más y de mejor manera, porque internalizan haciendo; y en este caso, el objetivo macro es que el paciente logre la mayor independencia posible, por lo que el primer paso es que puedan pasar desde estar acostados en una camilla a ponerse de pie”.

De hecho, la estudiante María Jesús Riffo señala que, ojalá, iniciaran estas actividades de contacto con el paciente lo antes posible dentro de su malla curricular: “Es otro el desafío cuando uno está junto a la persona que tiene problemas; me dan ganas de seguir con mi paciente cuando terminen las clases, para ver la evolución que tiene gracias a nuestro trabajo”.

Ver entrevista completa

Cecilia Valenzuela