Doctora Lilianette Nagel |
“Una familia fuerte sabe equilibrar el amor con los límites. Lo que estamos haciendo es darle a los padres de adolescentes, cuyas edades fluctúan entre los 10 y 14 años, algunas herramientas destinadas a prevenir conductas de riesgo en sus hijos”, señala la académica del Departamento de Pediatría y Cirugía Infantil Occidente de la Facultad de Medicina de la U. de Chile, doctora Lilianette Nagel.
La especialista trabaja hace 10 años en el Policlínico docente-asistencial de Adolescencia del CESFAM Dr. Raúl Yazigi, al que acuden los estudiantes de pre y postgrado de la Facultad de Medicina. Allí ha realizado este año, con la colaboración de los alumnos, una serie de talleres destinados a padres que tienen dificultades para comunicarse con sus niños y establecer normas disciplinarias consistentes.
Estos talleres se han basado en el exitoso programa de la OPS /OMS “Fortalecimiento de familias para prevenir conductas de riesgo en adolescentes”, que el organismo internacional llevó a cabo con el apoyo de la Universidad Estatal de Iowa.
“Me interesó mucho y el 2006 asistí al taller, sobre todo porque en Estados Unidos ha logrado disminuir significativamente el consumo de alcohol y marihuana entre los jóvenes y reducir sus conductas violentas”, recalca la doctora Nagel.
El programa, que ya se ha aplicado en algunos países de Centro y Sudamérica, tiene como objetivo lograr que los jóvenes elijan compañías adecuadas, desarrollen una mayor capacidad de resistir la presión de sus pares, no consuman sustancias nocivas para la salud, presenten modelos de comportamiento sexual sin riesgos y carezcan de conductas violentas en el colegio o el hogar.
Los padres, en tanto, se benefician del programa porque éste incrementa su capacidad para resolver los conflictos que puedan tener con sus hijos, desarrolla sus habilidades para demostrarles afecto, así como para aprender a escucharlos y comprender sus problemas. De igual modo, les da luces de cómo establecer reglas claras de comportamiento.
“La clave está en la calidez, disciplina, apoyo de la autonomía y el monitoreo, es decir, en estar pendientes de los hijos con un estilo de crianza autoritativo, que es el justo medio entre el autoritarismo y la permisividad”, agrega la especialista.
La doctora Nagel recalca que para establecer reglas es importante que los padres expliquen a los adolescentes el por qué de las mismas: “Se recomienda usar afirmaciones en primera persona donde se explicite el motivo del enojo sin gritar si sulfurarse. En ese sentido es bueno que el adulto señale la causa del malestar y lo que le gustaría que su hijo hiciera de ahora en adelante”.
También es relevante estimular el buen comportamiento usando refuerzos positivos y sanciones cuando se requiere, pero sin criticar ni perder la calma. Asimismo, se hace necesario utilizar castigos proporcionales a la falta.
Replicando el modelo
Recientemente la especialista fue invitada a participar en un taller de capacitación organizado por profesionales de la Pontificia Universidad Católica (PUC) y la Universidad del Desarrollo, llevado a cabo en el Hospital Padre Hurtado, al que concurrieron más de 30 asistentes sociales, nutricionistas, profesores, matronas y sicólogos que durante tres días aprendieron el programa. “Esperamos que puedan replicarlo en sus lugares de trabajo”, explica la doctora Nagel.
Su sueño, reconoce, es efectuarlo en todo el grupo familiar, idealmente en un colegio. “Este programa fue diseñado para que los jóvenes, ayudados por un monitor, asistan a siete sesiones en las que se abordan temáticas de interés. Paralelamente, los padres participan en las mismas reuniones, sólo que en otra sala y con un instructor diferente. Al final, toda la familia se reúne y sale fortalecida”, dice.
El 21 de noviembre el Cesfam Dr. Raúl Yazigi recibirá otro grupo de padres que asistirán al taller, similar al que la doctora Nagel ofreció recientemente en la Clínica Alemana, donde también trabaja, y que fue organizado por la Unidad de Adolescencia de ese recinto asistencial. “Ahí uno puede darse cuenta que los problemas son transversales a todos los niveles socioeconómicos”, acota.
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Cecilia Coddou |
