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Nº 69 - 24 de octubre de 2008

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PULSACIÓN SEMANAL
 
 

En la reuniÓn de la AsociaciÓn Americana de Salud PÚblica
Paradoja chilena de los ricos pobres
serÁ presentada en Estados Unidos

  • Según estudio realizado por la Facultad de Medicina de la U. de Chile, la educación es un factor protector para la mortalidad, al contrario del ingreso económico que podría asociarse a mayor riesgo en algunos grupos de la población.

En la mayoría de los países desarrollados una buena posición socioeconómica implica un riesgo de mortalidad más bajo, sin embargo el estudio realizado por un equipo de investigadores dirigido por el epidemiólogo de la Facultad de Medicina de la Casa de Bello, Elard Koch, reveló que en Chile puede ocurrir justamente lo contrario, paradoja que ha llamado “de los ricos pobres” y que presentará la próxima semana en San Diego, California, Estados Unidos, durante el meeting Nº 136 de la Asociación Americana de Salud Pública.

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El investigador, quien es académico del Departamento de Atención Primaria y Salud Familiar, explica que esto podría deberse a que Chile es uno de los países con mayor desigualdad socioeconómica del mundo.

Para analizar su hipótesis se hizo un seguimiento de ocho años en la comunidad de San Francisco de Mostazal donde se estudió una muestra ponderada de 11.600 personas y 694 muertes. “Analizamos por separado dos factores: el nivel educativo y el ingreso económico para determinar si influían o no en el riesgo de fallecer por cualquier causa”, plantea.

El investigador y magíster en Salud Pública explica que el cambio educativo del nivel básico al medio reducía el riesgo de mortalidad en 33%. Si las personas contaban con educación superior, entonces el riesgo de mortalidad bajaba a 66% respecto de la población con menor educación.

“En definitiva la educación en sí misma es un factor protector porque, posiblemente, una persona que ha recibido formación reduce los riesgos vinculados, por ejemplo, al consumo de tabaco, alcohol y drogas. Asimismo, disminuye la ingesta inadecuada de alimentos que producen obesidad y realiza más ejercicios, lo que puede prevenir, en ciertos casos, la ocurrencia de enfermedades metabólicas. Eso sin considerar que se mantiene más informado y sabe dónde solicitar ayuda cuando la requiere”, señala Elard Koch.

Otra explicación, agrega, es que la baja educación es un indicador de que la persona pudo haber estado expuesta a condiciones de vida desfavorables en las primeras etapas de su vida, las que favorecen el desarrollo de enfermedades en períodos posteriores.

Ingreso económico no sería un factor protector en Chile

Sin embargo y, de acuerdo al estudio, el ingreso económico no necesariamente disminuye el riesgo de mortalidad en los chilenos. Al respecto, el epidemiólogo explica que en la mayor parte de los países desarrollados la correlación entre ingreso económico y educación es alta, por el contrario, el estudio nacional mostró que en Chile personas con mejores entradas no siempre poseían una buena formación.

“Dentro de la estratificación social chilena, en la que podríamos denominar clase media, existe un grupo que tiene ingresos absolutos mayores a 10.200 dólares por año que, al compararlos con los que se registran en países desarrollados, son aún bastante bajos, de hecho se sitúan en sus líneas de pobreza. Además, una gran proporción de personas en los cuartiles superiores de ingreso de la población estudiada sólo tiene educación básica”, plantea el epidemiólogo.

Por lo tanto, la paradoja está determinada porque, al contrario de lo que podría suponerse, en algunos grupos el dinero puede estar asociado a un mayor riesgo de mortalidad y a que la clase media chilena es apenas el estrato bajo en los países desarrollados. “Además, el grupo de “ricos pobres” estaría compuesto por individuos en los que coexiste una baja educación con un ingreso económico que cae dentro de los dos cuartiles superiores”, añade.

“Pensamos que en países en expansión económica con gran desigualdad como Chile, los grupos de ricos pobres son personas que están sujetas a un gran estrés psicosocial, debido a su lucha por alcanzar mejores estilos y niveles de vida”, apunta Elard Koch.

Lo novedoso del tema dio al académico la posibilidad de presentar su investigación en el Meeting de la Sociedad Americana de Salud Pública. “En el futuro nos gustaría hacer un estudio ampliado porque la realidad de San Francisco de Mostazal no necesariamente es la de Chile, aunque refleja lo que ocurre en un pueblo pequeño con límites urbanos bien definidos y con una gran porción de población que trabaja en la Región Metropolitana ”, acota.

Las investigaciones del académico han sido llevadas a cabo gracias a fondos internacionales otorgados por la Fundación Araucaria de Estados Unidos.

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Cecilia Coddou

 
 
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