Dr. Elías Motles Waisberg. |
Con un minuto de silencio el Consejo de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, encabezado por la decana Cecilia Sepúlveda, rindió un sentido homenaje al doctor Elías Motles Weisberg, pilar de la institución, quien falleció el miércoles 25 de junio.
El año 2006 el destacado académico e investigador fue nombrado profesor emérito de la casa de estudios donde se formó, en reconocimiento a su dilatada trayectoria e importante contribución al desarrollo de la medicina nacional.
En la oportunidad el rector Víctor Pérez resaltó la abnegación del docente quien supo transmitir sus conocimientos a las nuevas generaciones, honrando con su inteligencia, sabiduría, cariño y compromiso a la Casa de Bello.
El doctor Motles se tituló de médico en la Universidad de Chile el año 1940 e ingresó a trabajar al Hospital Sanatorio El Peral. Tras una estadía en Nueva York con el doctor André Cournand, quien posteriormente obtuvo el Premio Nobel, organizó el primer laboratorio de exploración funcional respiratoria de Chile.
El médico –quien fuera presidente de la Sociedad Chilena de Enfermedades del Tórax y Tuberculosis y profesor titular del Programa de Fisiopatología del Instituto de Ciencias Biomédicas- también realizó estadías de perfeccionamiento en las universidades de Harvard y Tel Aviv.
Además de investigar –entre otros temas- la mecánica respiratoria y ergometría de enfermos pulmonares y cardiópatas, así como la fisiología y fisiopatología del sistema nervioso, destacó, asimismo, por su gran generosidad. De hecho, creó junto a su esposa Inés Meehrson una beca destinada a alumnos de medicina de buen rendimiento, pero con dificultades económicas para costear su carrera.
El doctor Motles fundamentó esta beca comentando su experiencia personal: "Yo pude estudiar Medicina gracias a que la educación universitaria era gratuita. Mis hijos también fueron profesionales en un sistema financiado completamente por el Estado. En el momento actual la situación es muy distinta y me duele observar que jóvenes vean frustrados sus anhelos y capacidades por no contar con los medios económicos para solventar sus estudios. Me siento, entonces, casi con la obligación de entregar estos fondos a la universidad, como un gesto de agradecimiento mío y de mi familia".
Finalmente, la decana, doctora Cecilia Sepúlveda, comentó sobre la partida de este hombre ejemplar: “Para nosotros es una gran pérdida porque él representa la universidad que queremos, una institución que dignifica la academia, la investigación, la docencia y, lo más importante, los valores humanistas que son la base de una sociedad más justa y equitativa”, apuntó.
Cecilia Coddou
|