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Nº 51 - 27 de mayo de 2008

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PULSACIÓN SEMANAL
 
 

Tribus urbanas: un camino hacia la diferenciaciÓn

  • Según explica la adolescentóloga de la Universidad de Chile, doctora Eldreth Peralta, los jóvenes se hacen parte de las subculturas durante el proceso de búsqueda de su identidad, expresando rebeldía y cuestionando la globalización que uniforma a la sociedad.

“Al llegar la adolescencia los jóvenes necesitan diferenciarse y buscar su propia identidad, eso los lleva a cuestionar aquello que los rodea y, en algunos casos, a expresar su rebeldía con señales externas, por ejemplo, usando un tipo de ropa específica, peinándose de una determinada manera, empleando un lenguaje particular u oyendo cierta clase de música”, explica la adolescentóloga Eldreth Peralta, médico del Centro de Salud del Adolescente SERJOVEN de la Facultad de Medicina de la U. de Chile.

La doctora Peralta explica que así nacen las tribus urbanas, como los pokemones, flaites, emo, góticos, hip-hoperos, punks, punketas, otakus y skaters, caracterizadas porque en ellas los jóvenes se agrupan para rebelarse contra la cultura predominante y, además, enfrentar la globalización que tiende a uniformar la sociedad.

Agrega que en la mayoría de las tribus sus miembros no están muy ideologizados, de hecho sus prácticas sociales alternativas se orientan más bien al estilo y la estética. “La recomendación a los padres y adultos es que conversen con los adolescentes y exploren las ideas que los motivan, para así saber si corren algún riesgo. Lo que no hay que hacer es oponerse de plano porque eso sólo produce más rebeldía y resistencia”, comenta.

Aún más, si los jóvenes manifiestan su deseo de teñirse el pelo, vestirse de determinada manera, hacerse un piercing o un tatuaje, es conveniente que los adultos aprovechen estas instancias para transar con ellos y, de paso, ponerles límites. “Es bueno que haya reglas claras pero también que se llegue a acuerdos, por ejemplo, si un joven insiste en hacerse un piercing se puede transar con él al punto de exigirle un buen rendimiento escolar antes de efectuárselo y que, en caso de hacérselo, lo lleve a cabo sólo en un lugar debidamente acreditado y en la compañía de un adulto”, apunta.

La doctora Peralta resalta que en la mayoría de los casos los adolescentes hablan con sus padres sobre sus intenciones y van dando señales progresivas de sus intereses. “Es muy raro que un joven aparezca de improviso con un look totalmente transgresor a su forma usual de vestirse. Aún más, podríamos considerarlo un comportamiento agresivo y violento, sobre todo si se opone a las reglas que previamente han sido acordadas al interior del hogar, hecho que, incluso, podría merecer una sanción”, explica.

La especialista acota que la gran mayoría de los jóvenes que son parte de las tribus urbanas no pertenecen a familias disfuncionales y tampoco tienen problemas de personalidad. Eso sí, es bueno realizar un trabajo exploratorio con ellos porque los extremos siempre son peligrosos. “Un neonazi muy comprometido, ideologizado o fanático podría tener un rasgo de personalidad patológico o un emo que está muy depresivo podría tener ideas suicidas, a lo que siempre hay que prestar atención”, comenta.


Doctoras Eldreth Peralta y
María Cristina Casado
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Las Pelolais no serían una tribu urbana

La condición socioeconómica juega un rol en las tribus urbanas, ya que entre los estratos más altos hay menos subculturas, aunque igualmente existen algunas. “Las pelolais no son una tribu urbana porque no cumplen con los criterios establecidos, más bien representan a las adolescentes conocidas previamente como cuicas, que siempre han existido”, resalta la doctora Peralta.

Por lo tanto, la rebeldía, las protestas, las denuncias y los deseos de provocar nacen más bien entre los más desposeídos, quienes manifiestan así su desacuerdo con las injusticias sociales y el deseo de que ocurran cambios. Además, según se ha constatado, los buenos alumnos generalmente no son parte de las tribus urbanas: “Lo más probable es que respetan más las tradiciones y la cultura predominante que aquellos jóvenes que participan de las subculturas”, comenta la especialista.

En cuanto a las edades, la doctora Peralta explica que el interés por las tribus suele aparecer a alrededor de los 14 años y puede extenderse hasta los 25. “Después de los 20 años los jóvenes comienzan a integrar diferentes conceptualizaciones y por eso dejan de cumplir con los parámetros que definen cada tribu, es decir, comienzan a incorporar elementos variados que les resultan provechosos”.

En otras palabras, cuando los jóvenes encuentran sus propias identidades, ya no se esfuerzan por hacer notar o externalizar sus diferencias y particularidades.

Rol del pediatra

Los pediatras que atienden adolescentes y, más específicamente los adolescentólogos, cumplen un rol fundamental dando apoyo tanto al joven como a su familia. En la consulta pueden detectar los casos extremos y aconsejar a los padres para que aprendan a ser tolerantes, fomenten el diálogo en la familia, sepan cómo transar con sus hijos y lograr acuerdos. “Lo importante es que los padres no sean ni muy autoritarios ni laissez faire, sino reflexivos y estén dispuestos a transar”, explica la doctora Peralta.

La especialista ofreció una charla sobre este tema el martes 20 de mayo durante la realización del XVII Curso de Extensión en Pediatría, organizado por el Departamento de Pediatría Centro del Hospital Clínico San Borja Arriarán, actividad que se extenderá hasta noviembre.

Cecilia Coddou