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Nº 48 - 28 de abril de 2008

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PULSACIÓN SEMANAL
 
 

SegÚn estudio pionero realizado por la U. de Chile en 67 mujeres
Comprueban que bypass gÁstrico
produce deficiencias de hierro y zinc

  • Esto podría generar anemia, caída del cabello y alteraciones en el sistema inmune.

Doctor Manuel Ruz

Frente a un caso de obesidad severa y mórbida, en que el paciente corre serios riesgos porque sus parámetros metabólicos están alterados lo que, incluso, podría provocarle la muerte, se vienen realizando desde hace varios años diversas cirugías bariátricas, entre ellas el bypass gástrico.

Esta intervención, que reduce el tamaño del estómago y excluye un trozo del intestino delgado, es una operación muy efectiva debido a que los pacientes disminuyen mucho de peso y normalizan sus indicadores. Sin embargo, según se pudo comprobar en un estudio realizado por la Universidad de Chile, la cirugía tiene como efecto colateral no sólo la ingesta inadecuada de vitaminas y minerales, sino también una baja significativa en la capacidad de absorción de algunos nutrientes.

El doctor Manuel Ruz, director del Departamento de Nutrición de la Facultad de Medicina, fue el investigador principal de un proyecto Fondecyt llevado a cabo entre los años 2004 y 2008, en el cual se evaluó los “Efectos de la gastrectomía con bypass gastro-yeyunal sobre la capacidad de absorción, metabolismo y estado nutricional de zinc y hierro en obesos severos y mórbidos”.

Para ello se trabajó con académicos de los departamentos de Cirugía del Hospital Clínico de la Universidad de Chile y Nutrición de la Facultad de Medicina, además de investigadores del INTA, de la Escuela de Nutrición y de la Universidad de Colorado, en Denver, Estados Unidos.

El estudio reclutó a 67 mujeres cuya edad promedio era de 37 años, las cuales tenían un Indice de Masa Corporal (IMC) cercano a 45 kg/m2 y un peso promedio de 115 kilogramos.

“Ya sabíamos que esta cirugía es efectiva y que el paciente mantiene su baja de peso en el tiempo, pero lo que no se había estudiado en profundidad es si representaba un riesgo de malnutrición para algunos micronutrientes, específicamente los minerales de hierro y zinc”, explica Manuel Ruz.

Los investigadores dividieron a las mujeres en dos grupos: la mitad se adaptó al esquema rutinario diseñado por el Hospital Clínico para estas pacientes y la otra recibió un suplemento adicional que contenía más micronutrientes y, en la mayoría de los casos, una dosis incrementada de ellos, particularmente de hierro, zinc, calcio y selenio.

Las pacientes fueron controladas al momento de la operación, a los seis meses, un año y 18 meses después. A todas ellas se les aplicaron evaluaciones de parámetros antropométricos, dietéticos, metabólicos y nutricionales.

“Pudimos constatar que se produjo una reducción importante y sostenida del peso, IMC y perímetros de cintura y cadera. Más aún, los cambios en la composición corporal a los 12 y 18 meses mostraron que la baja del peso era del 40% a expensas, principalmente, de masa grasa, es decir, el objetivo central de esta cirugía se cumplía a cabalidad”, añade el profesor Ruz.

Anemia en el 50% de las pacientes

En cambio, se detectó un marcado efecto negativo sobre el estado nutricional del hierro: la concentración de hemoglobina y ferritina sérica (indicador de los depósitos corporales) presentaron una reducción significativa y constante a medida que transcurría el estudio.

“Hace tiempo que se venía observando anemia en los pacientes operados, a raíz de lo cual el médico tratante les prescribía suplementos. El problema es que no se sabía cuánto hierro entregarles, ya que se desconocía lo que estaba ocurriendo con la absorción. Eso se debía a que en ninguna parte del mundo se había hecho un estudio que lo midiera directamente”, explica el investigador.

El profesor Ruz agrega que, según sus investigaciones, la cirugía reduce en un tercio la capacidad del organismo para absorber hierro. De hecho, a los 18 meses el 49% de las pacientes sufría de anemia, a pesar de que antes de la operación ninguna presentaba el problema.

“Aunque la mitad de las mujeres operadas recibieron un suplemento que incluía hierro nos quedamos cortos y esto ocurre porque al tener el estómago más pequeño la digestión de las proteínas y la liberación de los nutrientes es mucho más incompleta. A eso se suma el importante efecto de la exclusión de un segmento del intestino, donde se produce la mayor parte de la absorción de micronutrientes”, aclara.

La anemia genera desánimo, pérdida de vitalidad y cansancio y, en algunos casos, puede ser grave: “Durante el estudio documentamos, además, la situación de una mujer que no reaccionó frente a ningún tratamiento oral, por lo que el médico tratante se vio obligado a ocupar hierro endovenoso, que es bastante tóxico y riesgoso”, puntualizó el doctor Ruz.

Una situación similar ocurre con el zinc, cuya absorción se reduce a la mitad. “El nuestro es el primer estudio mundial en que se ha demostrado que hay déficit de zinc en mujeres que se han sometido a este tipo de operaciones, siendo su absorción de sólo el 50%. Ello es significativo si se considera que este mineral es muy importante en la respuesta inmune y en la síntesis de proteínas”, resalta.

El profesor Ruz añade que estos estudios permitirán formular un complejo vitamínico que disminuya de manera significativa el riesgo de las deficiencias sin producir rechazo en el usuario. “En algunas personas provoca intolerancia y si consideramos que es probable que deban tomarlo de por vida, es importante generar un producto que no les genere efectos adversos”, dice.

Además, el 2008 obtuvieron recursos para llevar a cabo otro proyecto Fondecyt que les permitirá analizar la absorción de calcio, hierro y zinc durante dos años en mujeres que se operen utilizando la técnica del bypass gástrico y la denominada “manga”, en que sólo se reduce el tamaño del estómago sin excluir segmentos del intestino.

Esta última técnica quirúrgica se está empleando cada día con más frecuencia y se cree que al ser menos agresiva no provocaría tantos efectos colaterales en los micronutrientes, aspecto que, sin embargo, aún no ha sido evaluado en profundidad.

“En este estudio emplearemos técnicas de biología molecular que permitan conocer los mecanismos celulares que explican las alteraciones observadas y sus cambios en el tiempo”, adelantó el profesor Ruz.

Cecilia Coddou