El parto es un acontecimiento fundamental; el recién nacido debe reemplazar un intercambio de gases dependiente de la madre, a través del cordón umbilical, a uno autónomo, vía respiración pulmonar, que se inicia con el grito primordial, que no es otra cosa que la expresión de la primera bocanada de aire.
Doctores Mario Herrera-Marschitz y Paola Morales, del Laboratorio de Farmacología de Neurocircuitos. |
Cualquier interrupción en la biodisponibilidad de oxígeno puede afectar el desarrollo del sistema nervioso central, con consecuencias que se mantienen durante toda la vida del individuo. Estas pueden ser atenuadas con un tratamiento oportuno; por ejemplo, con nicotinamida o vitamina B3, lo que se estudia experimentalmente en el Laboratorio de Farmacología de Neurocircuitos, del Programa de Farmacología Molecular y Clínica, ICBM, que lidera el profesor Mario Herrera-Marschitz, MD Sci PhD. Según aclara, la asfixia produce un déficit energético, provocado por la interrupción del metabolismo aeróbico de gran eficiencia, el cual es reemplazado por uno aeróbico de baja eficiencia, que utiliza y agota las reservas energéticas remanentes del organismo.
“Esta crisis amenaza la estabilidad del genoma, gatillando una cascada metabólica que agrava este déficit. En la primera línea de la defensa esta la enzima centinela Poly (ADP ribosa) Polimerasa 1 (PARP-1), que entre sus funciones tiene el reparar el genoma o emitir señales de auto destrucción, justamente para preservarlo. La sobreactivación de PARP-1 empeora, sin embargo, la falta de energía; por ello, la estrategia con nicotinamida es atenuar esta sobreactivación, otorgando la oportunidad de recuperación luego de que se reestablece el equilibrio energético”. Esta estrategia ha sido estudiada con modelos in vitro e in vivo , demostrando que la vitamina B3 disminuye los efectos a largo plazo producidos por la asfixia perinatal en el sistema nervioso central, añade el doctor Herrera-Marschitz.
Consecuencias de la asfixia perinatal
Según este académico, el riesgo de asfixia perinatal aumenta en partos excesivamente prolongados, pero el daño generado no es idéntico en todos los recién nacidos, pues depende de la severidad y duración de la asfixia, y de la madurez de los órganos o neurocircuitos afectados. “Al nacer, el ser humano es básicamente inmaduro. Aún cuando el numero de neuronas ya esta relativamente definido en ese momento, la madurez de los neurocircuitos y conexiones neuronales es postnatal. Además, la particular vulnerabilidad de un sistema neuronal afecta, como las piezas de un juego de dominó, otras regiones de maduración posterior, prolongando las consecuencias del insulto neonatal”, explica.
Los efectos a largo plazo son variables: desde recuperación completa sin ninguna secuela, hasta alteraciones neurológicas severas, tales como parálisis cerebral; pasando por trastornos leves de aprendizaje y memoria, hasta síndromes funcionales como autismo o trastornos de personalidad.
El doctor Herrera-Marschitz señala, en todo caso, “que este es sólo uno de los factores desencadenantes o coadyuvantes de enfermedades neuropsiquiátricas, ya que en su mayoría tienen causas múltiples. Existen patologías en las que hay, sin embargo, consenso sobre el rol de la asfixia perinatal, como por ejemplo el déficit atencional, en el que existe una relación casi directa entre la gravedad del insulto metabólico y la profundidad del déficit”.
Este y otros avances serán presentados por el equipo del Laboratorio de Farmacología de Neurocircuitos en el V Curso Internacional “Tópicos Perinatales, Actualización en Ventilación Mecánica Neonatal”, que se realizará entre el 10 y 11 de abril de 2008, en el centro de eventos Club Manquehue, iniciativa organizada por el Centro de Investigaciones Perinatales de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile.
Cecilia Valenzuela |
