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Nº 44 - 31 de marzo de 2008

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PULSACIÓN SEMANAL
 
 

Salud de preescolares estÁ en riesgo por mala nutriciÓn y sedentarismo

  • Niños de cuatro años ya presentan altos niveles de colesterol y la mayoría de los escolares realiza sólo 90 minutos de ejercicio a la semana. Director de la Escuela de Salud Pública presentó alarmantes datos y enfatizó la necesidad de aplicar intervenciones preventivas integrales, ello en el marco de la Cumbre de Nutrición y Salud.

Los preescolares chilenos están expuestos a sufrir enfermedades crónicas propias de los adultos a partir de la etapa escolar. Ello, debido a la alimentación rica en grasas y al sedentarismo que presentan desde temprana edad. Así lo revelan diversos estudios, dados a conocer hoy por el Director de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Chile, Dr. Giorgio Solimano, junto al senador Mariano Ruiz-Esquide, integrante de la comisión de Salud de la cámara alta, en el marco de la Cumbre de Nutrición y Salud que tuvo lugar en Valparaíso.


Senador Mariano Ruiz-Esquide junto al
dr. Giorgio Solimano.

El Dr. Solimano señaló que el sobrepeso y la obesidad en escolares se han triplicado en los últimos 20 años en nuestro país, existiendo actualmente unos 600 mil niños obesos. Esta situación está asociada a un alto consumo de alimentos hipercalóricos y a la inactividad física, dado que el 70% de los niños sólo realiza ejercicio durante los 90 minutos semanales de la asignatura de Educación Física. En tal sentido, explicó que el sedentarismo puede ayudar a explicar las altas tasas de obesidad, pero también contribuye a una mayor prevalencia de hipertensión arterial, osteoporosis, cáncer de colon, caídas y lesiones, diabetes, accidente vascular cerebral, depresión, síndrome de espalda dolorosa y estrés.

Por otra parte, estudios internacionales indican que en la edad preescolar, además de sobrepeso y obesidad, los niños ya presentan colesterol alto e hipertensión. En Chile, una investigación conjunta realizada con el INTA, en el marco de la tesis doctoral de una académica de la Escuela de Salud Pública, se tomó una muestra de 350 niños de cuatro años, a quienes se les midieron los factores de riesgo cardiovascular. El Dr. Solimano adelantó que los resultados preliminares de este estudio aún en desarrollo, son alarmantes, pues los menores presentaron altos niveles de colesterol, "lo que los predispone a sufrir, desde su etapa escolar, enfermedades que comúnmente son asociadas a los adultos, como el Síndrome Metabólico de Resistencia Insulínica, que precede a la diabetes mellitus tipo 2, y la misma diabetes, que en la población infantil ha aumentado 10 veces en las últimas dos décadas", advirtió. Añadió que esto trae repercusiones en la calidad de vida de estos niños, durante la infancia y también en la edad adulta, con altos costos individuales, familiares y sociales.

El salubrista señaló que está probado que el problema no reside en los jardines infantiles ni en los colegios, sino en los hogares. Citó una investigación del Departamento de Nutrición de la U. de Chile y la Escuela de Salud Pública en siete comunas de la Región Metropolitana , en que se analizaron las condiciones de las escuelas y la situación individual y familiar de los niños, llegándose a e la conclusión de que éstos tienen mucho mayor influencia en la situación nutricional de los niños. Además, un trabajo realizado por la Escuela de Nutrición y Dietética y el INTA, comparó la alimentación que los niños de jardines de la JUNJI recibían en el establecimiento y en la casa. Se determinó que la mayor ingesta calórica y de grasas se produce en el hogar, especialmente los fines de semana, y que el 21% de la energía consumida por estos niños proviene de bebidas, dulces y snacks.

Soluciones integrales

El Director de la Escuela de Salud Pública aseguró que el costo de la prevención de las enfermedades crónicas no transmisibles en la niñez es significativamente más bajo que el del tratamiento curativo de estas enfermedades en los adultos. "Ante este escenario, es importante que las intervenciones apunten a la prevención, pero con un abordaje integral, que considere las costumbres y creencias familiares, ansiedad, autocontrol, sedentarismo, afectividad, entorno familiar y escolar, además de los factores biomédicos o genéticos", manifestó. Añadió que las políticas deben dirigirse hacia todo el entorno de los niños, lo que implica educar también a los padres y profesores.

A su juicio, la prevención debe abarcar al individuo y también a la sociedad. Ejemplo de esto último, sostuvo, son las regulaciones a la publicidad y a la venta de comida "chatarra", la correcta rotulación de los alimentos y la entrega de información a los consumidores, como el "semáforo nutricional". Especial relevancia asignó al rol de la familia y la influencia de los padres como generadores de cambio en los hábitos de vida de los niños, y a la colaboración de todos los sectores de la sociedad: gobierno, legisladores, empresa privada, sector educacional y de salud, municipios y universidades.

"A estas últimas les corresponde generar el conocimiento necesario para el diseño de políticas y la aplicación de medidas. La U. de Chile desarrolla el programa Domeyko en salud, que tiene varios proyectos de investigación relacionados con este tema: obesidad infantil y diabetes, calidad de vida en adolescentes y en adulto mayor, entre otros", indicó.

Daniela Araneda