Verónica Bautista, Mónica Jurado y la docente de Terapia Ocupacional, Irene Muñoz. |
Por primera vez la Escuela de Terapia Ocupacional de la Casa de Bello recibió este año a alumnas de la Escuela Universitaria de la Cruz Roja, un centro adscrito a la Universidad Autónoma de Barcelona, con la cual se firmó un convenio de intercambio estudiantil que ya está rindiendo sus frutos.
La coordinadora del Programa Internacional de Barcelona y académica de la Escuela de Terapia Ocupacional, Irene Muñoz, explica que en la actualidad hay varios acuerdos vigentes que dan posibilidades a los jóvenes para que realicen sus prácticas profesionales en el extranjero.
“El del Karolinska Institutet incluye financiamiento tanto para el viaje de los universitarios chilenos y suecos como para su estadía, en cambio el convenio firmado con el Instituto Artevelde Hogeschool de Bélgica y la Universidad Autónoma de Barcelona no contempla recursos para estos fines”, explica Irene Muñoz.
Ello ha dificultado que los jóvenes chilenos puedan viajar. “Con la Universidad Autónoma de Barcelona tenemos dos cupos anuales de intercambio. Este año vinieron dos alumnas españolas y sólo pudo viajar una chilena, Marisel Garrido, ya que el otro estudiante seleccionado no consiguió reunir los fondos para hacerlo, a pesar de los esfuerzos que hizo la escuela y el compromiso de sus compañeros”, resalta la académica.
A las jóvenes españolas tampoco les resultó fácil cruzar el hemisferio: Mónica Jurado obtuvo apoyo parcial de una institución bancaria y Verónica Bautista recursos del Estado español que ni siquiera les permitieron costear el ticket aéreo. Por lo tanto, sus familias debieron hacerse cargo de todos los gastos del viaje.
“Es una pena que no contemos con becas para los estudiantes de pregrado, porque el aprendizaje que los jóvenes logran estando en el extranjero es muy significativo. Por lo tanto, sería ideal que la firma de convenios viniera asociada a financiamiento ya que, de lo contrario, estamos discriminando a los universitarios por un factor económico, lo que es totalmente injusto”, apunta Irene Muñoz.
Verónica Bautista con una paciente del
Hospital Clínico de la Universidad de Chile. |
Experiencia inolvidable
Mónica Jurado estuvo durante cinco semanas en el Hospital Sótero del Río y ahora realiza su práctica en la Unidad de Medicina Física y Rehabilitación del Hospital Clínico de la U. de Chile.
“Estoy súper contenta de haber venido, ha sido una experiencia preciosa e inolvidable. Es que no dejo de aprender cada día y siento que me estoy llenando de energía para desarrollar mi carrera. De uno a 10, le pongo la nota máxima”, dice.
Verónica Bautista coincide en la evaluación: “Es muy interesante observar la forma en que los terapeutas ocupacionales chilenos están integrados al equipo de salud. Eso no ocurre en España porque esta profesión es bastante nueva y muchos médicos ni siquiera saben a qué nos dedicamos”.
De hecho, en Europa la Terapia Ocupacional se cursa en tres años y no tiene grado académico. “Cuando supe que se habían abierto cupos para el intercambio con Chile postulé de inmediato porque me encanta viajar, conocer otras culturas y, principalmente, por la trayectoria de los profesionales chilenos”, comentó Verónica Bautista.
En base a sus notas ambas jóvenes fueron seleccionadas para hacer sus prácticas profesionales en el país. Además de rotar por los hospitales Sótero del Río y Clínico de la Universidad de Chile, en las próximas semanas se les agendarán visitas a otros establecimientos para que tengan una visión más holística del rol que cumplen los terapeutas ocupacionales en el sistema sanitario nacional.
“En España veía la Terapia Ocupacional por un agujerito y ahora la estoy observando por una gran ventana. Me gustaría destacar la preparación que se recibe en Chile, el trabajo que realizan los profesionales, la intervención comunitaria y la actitud generosa de los terapeutas, siempre dispuestos a ayudar en todo”, comentó Mónica Jurado.
Cecilia Coddou
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