Cuando un cliente desea comprar manzanas, decide si lo hace o no viendo la calidad del producto: esa es la regulación inmediata que hace el mercado. Pero, ¿qué pasa con aquello que se transa en el mercado pero que no puede ser regulado por el consumidor? Ese es el enfoque central que tendrá el debate “Salud liberada al mercado: neoliberalismo y políticas de salud” que se realizará el 24 de mayo de 2007 a las 12 horas en la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile.
El encuentro está organizado por las autoridades centrales del plantel y los doctores Ana María Amaro y Carlos Valenzuela, del Instituto de Ciencias Biomédicas de la corporación. Tiene como primer objetivo recuperar el nivel de tribuna de conciencia crítica nacional de la Universidad de Chile, y por ello se espera la participación de la subsecretaria de Salud Pública, doctora Lidia Amarales; el superintendente de Salud, doctor Manuel Inostroza; el director médico de Clínica Las Condes, doctor Jaime Mañalich, y el presidente del Colegio Médico de Chile, doctor Juan Luis Castro.
En opinión del doctor Valenzuela, “la regulación que ofrece el mercado en cualquier producto tangible que se pueda adquirir, es imposible en las áreas de educación y salud. Y es que ninguno de los actores de esos sistemas puede ejercer la regulación, ni siquiera en el ámbito privado: cuando una persona paga por ser atendida por alguna patología, está confiando en la calidad de la atención que se le va a prestar, pero si no resulta así, puede haber resultados que vayan desde aumentar su sufrimiento a la muerte, y cualquier reclamo es posterior, cuando el daño ya está hecho”.
Así, señala, uno de los problemas que está produciendo la mercantilización en la salud es la desintegración del acto médico, “pues se separan diagnóstico, internación, intervención quirúrgica o tratamiento, seguimiento y rehabilitación, todo lo cual debiera hacerlo un solo equipo de profesionales que siguiera al paciente, pero hoy se licitan equipos quirúrgicos que, por ejemplo, van a regiones a operar determinada patología, pero después ¿quién se hace cargo de esa persona?”.
Para enfrentar esta tendencia, el doctor Valenzuela propone un Estado que sea el sistema de bien común de un pueblo, que no sólo regule el derecho la salud sino que fomente y proyecte acciones mediante leyes que tengan que ser acogidas por empresarios y trabajadores, propiciando la prevención mediante un buen sistema de atención primaria, por ejemplo. “Pero, además, que los ciudadanos nos convenzamos de que es posible tener otros sistemas de convivencia, que debe haber formas alternativas de hacer salud. Tenemos que aprender que la disensión es lícita, válida y buena”.
Cecilia Valenzuela |
