Nº 319 - 6 de noviembre de 2014

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Los colegios son su principal fuente de información
Adolescentes chilenas aún no hablan con sus familias de sexualidad ni de anticonceptivos

  • Investigación realizada por Centro de Medicina Reproductiva y Desarrollo Integral del Adolescente, Cemera, de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, consigna que pese la educación sexual es legalmente obligatoria a partir de la enseñanza media, las escolares están recibiendo información relacionada al desarrollo puberal, los métodos de planificación familiar y las infecciones de transmisión sexual entre séptimo y octavo básico en sus propios establecimientos, lo que redunda en el retraso del inicio de actividad sexual.

El estudio liderado por la subdirectora de Cemera, profesora Electra González, incluyó a 1.232 adolescentes mujeres entre 12 y 19 años consultantes en este centro entre 2007 y 2011, que reportaron haber tenido información en sexualidad en el colegio y que habían iniciado actividad sexual coital. “Nuestro objetivo fue analizar las características de la educación sexual que recibieron y asociar esta información a la edad de inicio de vida sexual y el uso de métodos anticonceptivos (MAC)”, explica la profesora González.


Profesora Electra González

Las variables sociodemográficas que se incorporaron fueron edad, actividad (estudia o no), escolaridad, rendimiento de notas, aspiraciones académicas futuras y nivel socioeconómico. Respecto de la información en sexualidad, las variables analizadas fueron: con quién conversa de sexualidad; información recibida en el hogar (sí o no); cuáles fueron las principales fuentes de información en MAC; información  de sexualidad en el colegio (sí o no); curso en que recibió la primera información en sexualidad y primer tema de sexualidad recibido. Además, las entrevistadas evaluaron su nivel de conocimientos en MAC y de métodos de prevención de ITS según buenos, regulares o malos.

De esta forma, el grupo que participó en el proyecto se caracterizó por ser, en un 95%, de nivel socioeconómico medio o bajo; tener, en promedio, 15,7 años, 10 años de escolaridad y una media de notas de 5,5. Además, el 64,5% de ellas tenía como aspiraciones académicas seguir estudios superiores.

Lo que no se dice es como si no sucediera

En el ámbito de la relación familiar, “el 34% de las encuestadas refirió conversar temas de sexualidad con la madre o el padre, y el 18% dijo haber recibido información de métodos anticonceptivos por parte de sus progenitores”, informó la docente.

Ahondando en estas bajas cifras, explica que “cuando parten las conversaciones con la madre es acerca de la menstruación en la práctica, el “uso de toallitas”, pero no profundizan mucho en qué es o por qué todos los meses. Por el temor que sienten a un embarazo prematuro, las mamás comienzan con frases ambiguas como “ahora tienes que cuidarte de los niñitos”; “ahora eres señorita”, siendo que las más chicas no entienden por qué se tienen que cuidar y tampoco se sienten diferentes”.

Más adelante en el desarrollo de sus hijas, añade la académica, “muy pocas madres conversan con sus hijas en temas como la sexualidad o las caricias en el pololeo, lo cual es muy importante porque hay cambios hormonales fuertes y todo un despertar que a veces no saben cómo contener. Por lo mismo, menos se habla de cómo evitar llegar a tener relaciones. Los padres suponen que las niñas tienen toda la información y les dicen que no se vayan a quedar embarazadas”.

Al respecto, la profesora González acota que “entiendo que los papás y en especial las mamás no estén cómodos hablando de estos temas, porque no se sienten preparados para ello, pero tampoco buscan ayuda. Prefieren no hablar, como si con eso no sucediera”. Por otro lado, las adolescentes no se atreven a contar que han iniciado su vida sexual, “porque temen lo peor, que no las van a aceptar ni les permitirán continuar con el pololeo. Pero incluso cuando algunas se atreven a pedir que las “lleven al ginecólogo”, les responden que están muy chicas, sin preguntar el por qué de este pedido, porque las mamás se lo imaginan pero no lo conversan. O les dicen que sí, que algún día, pero no ocurre en la práctica”.

Información tardía y no sistemática, pero indispensable

El 93% de las participantes dijo que la principal fuente de información en sexualidad, y en especial en materia de MAC fueron sus respectivos colegios. “Por eso, son capaces de nombrar casi todos los métodos anticonceptivos, e incluso entienden que el condón sirve para evitar infecciones de transmisión sexual””, informa la docente.

Consultadas acerca del primer curso en el que recibieron esta información, el 35,8% refiere que fue en séptimo básico; el 22,4% que fue en octavo básico y un 12,9% que fue en sexto. El primer tema abordado fue la prevención de los embarazos y de las ITS en un 43% de los casos, mientras que un 38% señaló que fueron los aspectos biológicos y de reproducción. “Es decir, les hablaron de la menstruación, lo que es un poco tardío si se piensa que en séptimo básico tienen 12 a 13 años, edad en la que muchas ya tuvieron su menarquía”. Pero, “respecto al objetivo fundamental del estudio, es decir ver si las jóvenes que reciben educación sexual retrasan el inicio de su actividad sexual, el énfasis hecho en prevención de embarazos e ITS se asoció favorablemente a inicio sexual más tardío y uso de anticonceptivos en la población estudiada”.

A ello, la investigadora añade que “el 15,9% de las adolescentes recibió esta información al momento o posterior a su inicio sexual, es decir de forma tardía. Este porcentaje es mayor entre las niñas de menos de 15 años: entre ellas, las que recibieron estas clases al momento o después de partir con su vida sexual fue de un 25,3%; en cambio entre las mayores de 15 esto sucedió sólo en el 10% de los casos”.

Al analizar a las adolescentes que antes de acercarse al Cemera ya habían usado MAC, de ellas sólo el 13,6% había recibido información sexual escolar tardía, mientras que las que no usaron MAC previamente a consultar, esta cifra subió hasta el 20,8%. “Esto refleja la importancia de llegar a tiempo con la formación”, sentencia la docente.

Por último, el estudio arrojó que las variables asociadas a un inicio de actividad sexual temprano fueron no estar estudiando y tener como aspiraciones sólo terminar la enseñanza media. En cambio, aparecieron como factores que retrasan esa actividad el poder conversar de sexualidad con otros, reconocer el condón como método de prevención de ITS y tener el colegio como principal fuente de información sobre métodos anticonceptivos.

Características de la educación recibida

Por lo anterior, la profesora González señala que pese a que la ley obliga la educación sexual sólo a partir de la enseñanza media, reconoce que en los colegios se están haciendo esfuerzos para formar en este ámbito. “Pero todavía falta mucho. Si bien las encuestadas reportaron que sus escuelas fueron la principal fuente de información sexual, esta no fue sistemática ni sostenida, ya que los temas fueron impartidos en la asignatura de ciencias naturales en séptimo básico para luego ser retomados en segundo medio pero en el horario de orientación. Además, esta situación es preocupante si consideramos que el promedio de inicio de actividad sexual para esta población es de 15 años”.

Cecilia Valenzuela León


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