Doctora Mireya Bravo Lechat
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La doctora Mireya Bravo se formó en la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, para luego especializarse en Hematología en la cátedra de Medicina del Hospital del Salvador, bajo el alero del Dr. Etcheverry; posteriormente viajó a la Universidad de Georgetown a su práctica pediátrica en el año 1965.
Desarrolló el programa de formación de hematooncólogos pediatras de nuestro plantel desde 1969 hasta 1997. Fue jefe de la Unidad de Hematología–Oncología del Hospital Roberto del Río desde 1970 hasta 1997, con activa participación en la creación, diseño y consecución de recursos para la nueva unidad en 1989; simultáneamente fue jefe de Laboratorio Clínico entre 1990 y 1997.
Fue miembro de la Comisión de Examen Teórico de Hemato-Oncología pediátrica de la Universidad de Chile, de la comisión evaluadora de programa y centro formador de Pediatría de la Asofamech; presidenta de la Comisión de Hematología-Oncología Pediátrica de Conacem; miembro de la Comisión Evaluadora de Centros de Formación en Hematología, así como miembro y presidente de la Sociedad Chilena de Hematología entre 1985-1986.
Destacó en más de de 70 publicaciones a nivel nacional e internacional, entre los que se relevan sus estudios de anemia en el recién nacido, de anemia hemolítica en relación a veneno de araña y de anemia a Blackfan-Diamond.
Participó en los capítulos de libros sobre hematología pediátrica con énfasis en anemias, junto a autores tan reconocidos como los doctores Meneghello, Daiber y Osorio.
En su carrera académica universitaria alcanzó el grado de Profesor Titular de la Universidad de Chile en 1984, Magíster en Bioética en 1998, académica de Número de la Academia Chilena de Medicina en el año 2007 y Profesora Emérita de la Casa de Bello en 2008.
Más tarde apareció en su vida un nuevo desafío: resolver las discrepancias morales y actitudinales que surgen en diferentes fases de la actividad médica. Por ello fue alumna del Magíster en Bioética y formó parte del Centro de Estudios Éticos, Antropológicos y Humanísticos de la Facultad de Medicina, el que más tarde se transformó en el actual Departamento de Bioética y Humanidades Médicas, el cual encabezó entre el 2003 y 2007. En esa disciplina fue que presentó su trabajo de incorporación a la Academia Chilena de Medicina, titulado “El aporte de la bioética a la humanización de la medicina”.
En esa intervención, señaló que “la Bioética, al introducir una nueva forma de entender el respeto por el enfermo, la consideración de hechos y valores en la relación clínica y el método deliberativo en la toma de decisiones, ha propuesto un cambio de actitud en el ejercicio de la medicina que la lleva de vuelta a lo que ha sido siempre su preocupación central, que es el bien del enfermo, ahora entendido a la luz del nuevo escenario del mundo. De la misma forma, podemos decir que es posible preparar a los profesionales para afrontar los problemas que presenta el ejercicio de la medicina desde una perspectiva valórica y con responsabilidad. Esta es una de las mayores contribuciones de la Bioética, la preservación de la medicina dedicada al bien del enfermo”.
Cecilia Valenzuela León |
