Nº 277 - 1 de octubre de 2013

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  • Director de esta unidad de pregrado, profesor Juan Vielmas, atribuye este éxito a la claridad que el cuerpo académico tiene acerca de su rol y misión como parte de la Universidad de Chile y en cuanto a los objetivos planteados, tanto en la formación de nuevos profesionales como en la respuesta a las necesidades sanitarias de nuestro país.

El profesor Vielmas, previamente a recibir el resultado del proceso de reacreditación por parte de la agencia CNA, siempre se mostró cauteloso: “No me cabía duda que nos iría bien, pero cuando se ha obtenido el plazo máximo, como lo fue el 2005, es difícil mantener ese éxito. Cuando hay evidentes brechas por superar el trabajo es más simple”. Por ello, el profesor Vielmas está profundamente agradecido no sólo del compromiso y dedicación de todo el equipo docente de la Escuela de Enfermería –en especial al rol jugado por la subdirectora, profesora Amalia Silva, por el Consejo de Escuela y la comisión de reacreditación- sino que también del apoyo recibido de la Subdirección Académica, del Instituto de Ciencias Biomédicas, la Escuela de Salud Pública y otras unidades de nuestro plantel.

“Este resultado muestra algo básico: cuando una unidad académica tiene claros sus propósitos y objetivos, el rol que cumple en el marco de la institución de la que forma parte; cuál es la misión que la Universidad de Chile tiene con el país, cuál es la misión de su Facultad de Medicina en la formación de profesionales… cuando esa unidad lo entiende y lo hace propio, es capaz de armar un buen relato, lo cual está íntimamente ligado a las estructuras que forma para esto. Y es capaz de generar adhesión, y esa adhesión al trabajo en equipo que hemos demostrado fue lo que nos permitió sacar adelante esta acreditación de siete años, que fue unánime y sin apelaciones”, explica el docente.

“Vimos una oportunidad”

Al mismo tiempo, atribuye estos resultados a “procesos paralelos de forma y contenido. En cuanto a la forma, pese a haber vivido un proceso de emigración bastante importante de docentes históricos, la institución tuvo la inteligencia de ir cubriendo estos espacios con una mezcla de profesionales de diferentes ámbitos y perfiles: personas jóvenes con una proyección interesante en el marco de la disciplina; docentes de mayor desarrollo en las áreas clínica y de gestión, y académicos de experiencia consolidada dentro de la Universidad de Chile. Esta combinación, bajo la lógica de conformar equipo con miradas diversas –lo que dice relación con dotarse de propósito- apunta a que esta escuela vuelva a tener el liderazgo en la disciplina y en la formación de profesionales que el país necesita”.

Este nuevo equipo, añade, junto a lo que fue la implementación de la Innovación Curricular, “logra dar fortaleza a un proyecto de escuela, de docencia y de formación de profesionales de la gestión del cuidado, que está mirando hacia la enfermería del siglo XXI a partir de más de 106 años de historia. Y los elementos centrales son: la responsabilidad social de la Universidad de Chile, y la formación de profesionales que sean enfermeros generalistas, que miren la atención primaria como la puerta de entrada del sistema de salud y como foco principal –sin  desmerecer la necesidad de los otros niveles de atención-, sobre la base de un  modelo de salud que mira los determinantes de salud y la equidad como centro de su quehacer”.

En este trabajo, ¿supusieron dificultades adicionales los procesos paralelos de innovación curricular y de departamentalización?

Nosotros los vimos como una oportunidad. Para todos ellos debimos revisar todas nuestras estructuras, pues la acreditación parte de un balance entre lo que tenemos y lo que necesitamos, y la innovación curricular nos obligó a determinar si es que teníamos las competencias o no para cambiar el modelo de enseñanza por objetivos hacia uno por competencias. Aparte de eso, hay que recordar que el 2011 tuvimos una movilización estudiantil que nos dejó al borde de la capacidad de funcionamiento; tuvimos que centrarnos en no perder el año académico. Toda esa tensión nos obligó y generó una creciente necesidad de hacer equipo, lo que nos permitió afrontar los diferentes desafíos.

Programa de Magíster, el desafío pendiente

Junto con destacar la creciente presencia de sus estudiantes en los diferentes hospitales y consultorios que integran la red clínica de la Facultad de Medicina, así como la creación de una red de campos clínicos rurales en diferentes localidades de la sexta región; la cercanía establecida con sus egresados y la sólida vinculación con los empleadores –“en especial del sistema público, para los cuales somos un semillero de sus futuros profesionales, pues cada vez en mayor medida nuestros egresados optan por este camino para su desarrollo laboral”-, el profesor Juan Vielmas sentencia que aún quedan materias pendientes, en especial en el área de la investigación y en la formación de postgrado.

En esos ámbitos, destaca que a fines de 2014 todos los académicos de la Escuela de Enfermería contarán con grado académico en diferentes áreas, ya sea en la propia disciplina o en educación, gestión o investigación; además, tres docentes están cursando doctorados. “Es decir, estamos generando espacios protegidos para contar con los recursos humanos que nos permitan dar el salto hacia la departamentalización. Mejorando los grados académicos de nuestros profesores mejoraremos la calidad de nuestra enseñanza y acrecentaremos el pensamiento respecto de nuestra disciplina. Son procesos paralelos que van en un mismo sentido”.

Toda esta labor redundará, explica, en la posibilidad de saldar lo que denomina la gran deuda de su escuela: la formación de postgrado. “Hemos mejorado notablemente nuestros cursos de postítulo, pues durante el 2011 y 2012 creció el número de nuestros diplomados, que hoy ofrecemos en ámbitos como adulto mayor, hemodiálisis, capacitación de técnicos profesionales. Pero el desafío es que en un período muy corto debiéramos generar un programa de magíster. Para eso tenemos que terminar el proceso de formación de formación de nuestros académicos con grado de magíster y doctorado; pero además estamos haciendo alianzas con universidades en Colombia, Brasil y España, para contar con esta experiencia internacional en la creación de este programa y, también, poner los primeros ladrillos de un futuro doctorado”. 

Por último, y como parte de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, el mensaje del profesor Vielmas apunta a la disciplina desde una perspectiva nacional: “Como profesionales y como académicos seguiremos trabajando porque todas las escuelas de enfermería del país deban contar con su respectiva acreditación, de manera de resguardar la calidad y la excelencia debidas, tanto en la formación de titulados como en la atención de nuestros usuarios”.

Cecilia Valenzuela León


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