Nº 226 - 10 de julio de 2012

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La prevención es clave frente a
Klebsiella pneumoniae productora de KPC

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La prevención es clave frente a
Klebsiella pneumoniae productora de KPC

La bacteria Klebsiella pneumoniae , productora de carbapenemasa tipo KPC, es resistente a la mayoría de los antibióticos. Apareció por primera vez hace menos de diez años en el mundo y en América Latina se han descrito varios brotes en pacientes con problemas clínicos severos. En nuestro país,  aunque el Hospital Clínico de la Universidad de Chile y otros centros asistenciales investigaban su posible aparición, no fue sino hasta marzo de este año que se detectó el primer caso, en un paciente que llegó desde Italia.


Doctoras Marķa Teresa Ulloa, Marķa Eugenia Pinto y Cecilia Toro.

Klebsiella pneumoniae es un bacilo Gram negativo que habita en el intestino del hombre como parte de su  microbiota; sin embargo,  Klebsiella pneumoniae tipo KPC es un clon especial, productor de una  enzima betalactamasa que hidroliza  la mayoría de los antibióticos betalactámicos.

Desde el punto de vista clínico, esta bacteria, al igual que muchas otras, causa infecciones intrahospitalarias, denominadas actualmente IAAS (infecciones asociadas a  la atención en salud). En este escenario, los pacientes más susceptibles de contagio son aquellos que se encuentran en unidades de cuidados intensivos o de recién nacidos,  pues son sometidos a procedimientos invasivos propios de la atención de salud, como la utilización de catéteres, incisiones o drenajes, condiciones que pueden favorecer el ingreso de la bacteria al organismo. Asimismo, dentro del propio intestino del paciente, se pueden seleccionar bacterias más resistentes  por el uso de antibióticos.

De esta manera, Klebsiella pneumoniae es uno de los principales agentes de infecciones intrahospitalarias,  tales como septicemia, infecciones del aparato respiratorio y vías urinarias. Su manejo clínico se complica cuando están producidas por cepas resistentes, tema que es un problema mundial, al cual Chile no está ajeno.

Las bacterias poseen numerosos mecanismos de resistencia. Uno de ellos, de gran relevancia, es la capacidad de producir enzimas que degradan los antibióticos. De estas enzimas, las más importantes son el grupo de las betalactamasas, que inactivan a los betalactámicos, una  de las familias de antimicrobianos más utilizadas en clínica. Una característica de estas enzimas es cada día se describen nuevas variedades, que aumentan su espectro de acción, anulando incluso los antimicrobianos de reciente aparición. Otro hecho que agrava el problema es que los genes que codifican estas betalactamasas pueden encontrarse  en elementos genéticos móviles, como transposones y plasmidios conjugativos, lo cual aumenta la posibilidad de diseminación de estos genes en la población bacteriana en el ambiente hospitalario y consecuentemente la posibilidad de brotes por bacterias resistentes.

Cuando apareció la penicilina se  pensó que  las infecciones bacterianas desaparecerían; sin embargo, a medida que han aparecido nuevos antimicrobianos,  se han seleccionado cepas  resistentes a ellos, a tal punto que ha disminuido considerablemente el arsenal terapéutico. A la fecha se han descrito cepas resistentes a la mayoría de los antibióticos, desde la ampicilina hasta las cefalosporinas de primera, segunda y tercera generación. Una de las alternativas para combatir estas cepas resistentes eran los carbapenémicos,  situación que, lamentablemente, ha cambiado por la aparición de mecanismos de resistencia a este grupo de antimicrobianos, como la familia de las KPC.

Una de las causas fundamentales de este progresivo aumento de la resistencia a los antimicrobianos a nivel mundial se produce por el mal uso de estos fármacos. Por tal razón, las medidas de prevención son esenciales no solo para el control de  Klebsiella pneumoniae productora de KPC,  sino también para  todas las bacterias intrahospitalarias. Al respecto,  es importante cumplir con los protocolos de uso de antibióticos, enfatizando que no se deben utilizar antibióticos  de última generación cuando existe la posibilidad de tratar al paciente con otros de igual eficacia ya conocidos. Asimismo, es imprescidible seguir las normas de precauciones estándares, como el lavado de manos, el uso de mascarillas, guantes, delantal, esterilización de los instrumentos, equipos y elementos invasivos con los cuales son tratados los pacientes, para evitar la transmisión de las bacterias hacia y entre los pacientes.

Paralelamente, y sobre todo en estos casos que causan alarma pública, es primordial informarse bien, con el propósito de no generar un temor exagerado en la población. Por ello, es necesario educar a la población en relación a los agentes infecciosos y su control, para evitar la automedicación, que solo contribuye a aumentar la selección de cepas resistentes con las consecuencias negativas que esto conlleva. En este mismo sentido, es importante fortalecer la formación de los profesionales del área de la salud cuya participación es gravitante en la prevención y control de las enfermedades infecciosas.

Por otro lado, en nuestro país  se  está haciendo un enorme esfuerzo para que los antibióticos sean bien utilizados. Un ejemplo de aquello, es que, a diferencia de otros países, Chile se caracteriza por vender los antibióticos sólo con receta médica (Ordinario 4C/5015 del 30.09.1999).

Por último, entre las medidas para disminuir la aparición de resistencia a nivel nacional, se  ha implementado recientemente una normativa que establece un sistema de  vigilancia de la resistencia de agentes bacterianos asociados a infecciones intrahospitalarias. Esta iniciativa permitirá obtener información epidemiológica en el contexto nacional, para la toma de decisiones en el manejo de las  infecciones asociadas a  la atención en salud.

Dra. María Eugenia Pinto, médica jefe del Laboratorio del Hospital Clínico de la Universidad de Chile
Dra. María Teresa Ulloa, académica del Programa de Microbiología y Micología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile.
Dra. Cecilia Toro, académica Programa de Microbiología y Micología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile.


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