Nº 219 - 22 de mayo de 2012

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Respuesta que no existía desde la ciencia básica
Jóvenes investigadores chilenos descubren
mecanismo de acción de Metronidazol 

  • Médico en formación de especialista en Dermatología constata que fármacos de uso generalizado para el tratamiento de la rosácea, tales como el Metronidazol, el Alfa Bisobolol y el Ácido Azelaico funcionan inhibiendo el proceso de angiogénesis propio de esta patología. 

El doctor Carlo Pezo, residente de segundo año del programa de especialidad en Dermatología y Veneorología que se realiza en el departamento de la disciplina en el Hospital Clínico de la Universidad de Chile, presentó los resultados de la investigación efectuada en colaboración entre profesionales de esta unidad y del Programa de Anatomía y Biología del Desarrollo del Instituto de Ciencias Biomédicas en el XI Congreso Chileno de Dermatología y Venerología que se llevó a cabo a fines de abril en Viña del Mar. En el encuentro, su investigación “Efecto angiogénico de Metronidazol y Alfa Bisabolol en membrana alantocoriónica de pollo, un modelo in vivo en angiogénesis experimental” obtuvo el primer lugar entre las presentaciones orales. 


Doctor Carlo Pezo. .

Según explica el doctor Pezo –quien fuera presidente de la Asociación Científica de Estudiantes de Medicina de nuestro plantel, así como Loreto Molina, coinvestigadora del proyecto-, en la actualidad metronidazol, acido azelaico y sulfacetamida sódica con sulfuro (aprobados por la FDA) y alfa bisabolol en forma tópica, se prescriben para el tratamiento de la rosácea – enfermedad inflamatoria crónica de la piel, caracterizada por eritema persistente de al menos 3 meses de evolución, de predominio centro facial, afectando con mayor frecuencia las áreas convexas de la cara (mejillas, nariz, frente y mentón)- sin que se conozca, hasta el momento, su mecanismo de acción, “sino que han mostrado su eficacia mediante estudios clínicos”, informa.

Nueva etapa

Asimismo, y dado que durante su formación de pregrado trabajó desde el año 2003 en el laboratorio que dirige el doctor David Lemus en el Programa de Anatomía y Biología del Desarrollo del ICBM, conoció el modelo experimental de membrana alantocoriónica de pollo, “que es de bajo costo, sencillo de hacer, reproducible y se pueden apreciar los resultados in vivo”. Por ello junto a su grupo de investigación, decidieron probar los fármacos usados en rosácea en este modelo, de manera de comenzar a encontrar luces que expliquen el mecanismo de acción de estos.

De esta forma, pudo corroborar que estos medicamentos se basan en la modulación del proceso angiogénico –o de formación de vasos sanguíneos- propio de la rosácea, disminuyendo el número de estos. “El siguiente paso es experimentar la manera de cómo dichos medicamentos reducen la densidad vascular en rosácea, para lo cual presentamos un proyecto de investigación para el concurso de la Oficina de Investigación del Hospital Clínico de la Universidad de Chile, para obtener los recursos necesarios para realizar las experiencias inmunohistoquímicos indispensables”.

Además, el doctor Pezo presentará oralmente estos resultados, y los obtenidos usando ácido azelaico –otro de los fármacos para el tratamiento de la rosácea y el acné leve a moderado, con el que llega a idénticas conclusiones- en la Reunión Anual de Dermatólogos  Latinoamericanos que se realizará a fines de mayo en Sao Paulo, Brasil.

Cecilia Valenzuela León

¿Qué es la rosácea?

Enfermedad inflamatoria crónica de la piel, caracterizada por la presencia de eritema persistente de al menos tres meses de evolución, de predominio centro facial, afectando con mayor frecuencia las áreas convexas de la cara (mejillas, nariz, frente y mentón). Se acompaña de varios signos clínicos: flushing, telangiectasias, pápulas y pústulas.

Es más común en las poblaciones caucásicas y de mayor prevalencia en el sexo femenino. Sin embargo, los hombres desarrollan con mayor frecuencia cambios fimatosos.

La edad de presentación más frecuente es entre los 30 y 50 años, siendo un 57% de los casos diagnosticados antes de los 50 años. También puede afectar a niños y ancianos.

La prevalencia estimada en Estados Unidos es de aproximadamente 5%, afectando entre 13 a 14 millones de persones. Estudios en países de Europa del norte, estiman una prevalencia de entre 1,5 a 10%.


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