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Nº 169 - 14 de marzo de 2011

Y el secreto de la felicidad es…
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PULSACIÓN SEMANAL

 

El Pulso
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Quiénes somos

Conferencia de Pilar Sordo a todas las mujeres de nuestra institución
Y el secreto de la felicidad es…

  • Sordo, no sorda. Ni fina ni delicada, a decir propio, pero con la agudeza de una buena observadora y un humor comparable al del “Coco” con el que estuvo en un diván y lo contó en un libro. Escucha más que la mayoría, se ríe más también y compartió el secreto de su sonrisa, en un regalo del Campus de la Salud de la Universidad de Chile a sus académicas y funcionarias en el Día Internacional de la Mujer.

Pilar Sordo habló de la investigación que decidió realizar luego de que su abuela, de 94 años, le preguntara por qué nadie de nuestra época parece feliz. 

El encuentro, realizado el 8 de marzo de 2011 en el Aula Magna de la Facultad de Medicina, partió con sinceros homenajes de los varones convocantes: el decano de la Facultad de Odontología, doctor Jorge Gamonal, y el director médico del Hospital Clínico, doctor Rodrigo Cornejo, ambos felices y orgullosos de celebrar a las presentes, integrantes indispensables de sus respectivas instituciones. Luego, la decana de nuestro plantel, doctora Cecilia Sepúlveda, recordó que esta más que centenaria lucha –que hasta tiene nombre de mujer- “no es sólo por estar bien nosotras, sino que por una sociedad con igualdad de derechos y oportunidades”.

Así, dio paso a la conferencia “Cómo ser feliz en el siglo XXI” que dictó la psicóloga nacional Pilar Sordo. Pero seguro que si ella lee estas líneas, encontraría que es una narración fome de una sucesión de hechos, por lo que es mejor contar que nos dio a todas la oportunidad de reírnos con su lengua sin pelos, de pensar con sus anécdotas –tiene más que Pedro Urdemales- y de disfrutar con sus cualidades, que no son precisamente la finura y la delicadeza. Menos mal, porque es a punta de delicadeza que nadie dice las cosas como son y estamos como estamos. Ella lo dejó clarito.


La doctora Cecilia Sepúlveda, recordó que esta más que centenaria lucha  “no es sólo por estar bien nosotras, sino que por una sociedad con igualdad de derechos y oportunidades”.

Anticipación de desgracias, exportación no tradicional

En su presentación habló de la investigación que decidió realizar luego de que su abuela, de 94 años, le preguntara por qué nadie de nuestra época parece feliz, si tenemos hartas más cosas y facilidades que las que ella tuvo, a saber: estufas a gas, lavadoras automáticas, pañales desechables, tarjetas de crédito y otros menesteres. Al no tener respuesta, se dedicó a encuestar a más de 4.100 personas de toda Latinoamérica, partiendo por México y llegando hasta Chile -“por suerte que no fue al revés porque si no me deprimo”, acotó-, de manera de saber de qué depende nuestra felicidad. Y recogió no pocas perlas, que evidenció ante nuestros ojos como parte de nuestras malas costumbres. Por ejemplo, que rendimos pleitesía al que anda con cara de mal humor, como si eso demostrara que es más capaz, o con más preocupaciones. Que nos molesta el que se ríe a mandíbula batiente, al que callamos anticipando la fatalidad, “cualidad que deberíamos exportar como producto no tradicional”.


Las asistentes de las facultades de Odontología, Ciencias Químicas y Farmacéuticas, Medicina y el Hospital Clínico de la Universidad de Chile disfrutaron con la presentación.

Por eso es que dio un par de fórmulas aplicables a la vida diaria, que son gratis, pero que requieren de un esfuerzo consciente y sostenido: “luchar contra la ceguera social, que transforma en invisibles a muchos de los que nos rodean”, desde guardias de supermercado a compañeros de labor, y derrotar la manía de pensar que somos lo que hacemos, ya sea secretaria, vendedora o jefa, porque así no se pierde la identidad.

“Así, concluí que hay tres condiciones en todos los países para poder alcanzar la felicidad: decidir serlo, lo que tiene que ver con una actitud anclada en disfrutar el presente; ser agradecidos de las grandes y pequeñas cosas que se tienen, como despertar, un café o una sonrisa y centrarse en lo que ya se posee y no en lo que nos falta. Sólo así podremos hacer las tres cosas a las que vinimos a este mundo: aprender a amar, dejar huella y ser felices”, sentenció.

Cecilia Valenzuela