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Nº 158 - 5 de noviembre de 2010

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Dilatación de pupilas permitiría diagnosticar patologías psiquiátricas
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E incluso enfermedades neurológicas
Dilatación de pupilas permitiría
diagnosticar patologías psiquiátricas

  • Cuando una persona observa contenidos emocionales negativos su dilatación pupilar es mayor que la que se produce cuando la información es positiva. Sin embargo, en sujetos con trastornos afectivos su reacción sería distinta porque tienen alterado el tono hedónico, es decir, la capacidad de sentir placer o displacer.

Es por todos sabido que la pupila responde a la luminosidad, es decir, la retina de un individuo se contrae cuando está expuesta a más luz y se dilata cuando se encuentra en un espacio más oscuro. Sin embargo, hace una década los científicos se dieron cuenta que además de reaccionar ante este factor, lo hacía al observar imágenes con contenido emocional.

Por lo tanto, la dilatación y contracción de la pupila no sólo respondía a mecanismos subcorticales reflejos, también dependía del procesamiento de información afectiva.  “Frente a estímulos con valencia emocional negativa el diámetro de dilatación pupilar es mayor que cuando se trata de información positiva y esta a su vez es superior a la información neutra”, explica el doctor Enzo Brunetti, investigador del Instituto de Ciencias Biomédicas (ICBM) de la Facultad de Medicina de la U. de Chile.

El doctor Brunetti añade que probablemente esto responde a la activación de un sistema de alerta general que el organismo pone en marcha ante el peligro o una situación aversiva y que le permite huir o luchar, si fuese el caso. Ahora bien, los investigadores chilenos, liderados por el doctor Pedro Maldonado, están caracterizando el procesamiento de imágenes en individuos normales. “Para un sujeto algo puede ser más o menos negativo, por eso estamos tratando de cuantificar la correlación entre el tono hedónico, es decir, la capacidad de sentir placer o displacer, y el estímulo”, comenta el Dr. Brunetti.

El estudio que están llevando a cabo incluye la aplicación de una batería de tests neuropsicológicos que permiten caracterizar tanto el estado en que se encuentra la persona al momento de efectuarse la investigación como su condición individual, y también incorpora la aplicación de un electroencefalograma mientras observa las imágenes. Asimismo, se le coloca un equipo denominado Eye Tracker (similar a unos anteojos con cámaras) que hacen posible el seguimiento ocular. De esta manera, se capta la dirección de la mirada a cada milisegundo y se mide el diámetro de la pupila mientras la persona es estimulada.

“En los 25 sujetos sanos que hemos analizado las curvas de dilatación pupilar son mucho mayores ante imágenes con contenido negativo. Estamos estableciendo la correlación de esta respuesta con su tono hedónico, sin embargo ahora estamos interesados en extender nuestros estudios a patologías psiquiátricas y neurológicas que cursan con un denominador común: los trastornos afectivos”, adelanta.

Esto es particularmente interesante si se considera que estas enfermedades no tienen marcadores biológicos específicos, por lo tanto, dependen completamente del diagnóstico clínico. “Por muchos años se ha buscado la manera de precisar las patologías y de predecir su curso, con este marcador endofenotípico podríamos ayudar a lograr este objetivo.  De hecho, nuestra apuesta es que las personas con un puntaje bajo en los tests de hedonia, un síntoma común en pacientes que sufren, por ejemplo, de depresión y que padecen aplanamiento afectivo, deberían tener una menor dilatación pupilar”, plantea el doctor Brunetti.

Investigación de excelencia

En tanto, el doctor Hernán Silva, director de Investigación de la Clínica Psiquiátrica de la U. de Chile, añade: “La exploración de los movimientos oculares puede facilitar una mejor delimitación de enfermedades psiquiátricas, tales como los trastornos del ánimo o esquizofrenia, y también ciertos cuadros neurológicos, como la enfermedad de Tourette. De ahí que esta aproximación tan novedosa nos tenga muy entusiasmados”.

El especialista recalca que esto demuestra la utilidad de acercar la ciencia básica a la medicina. “Para llevar a cabo nuestros estudios nos hemos adjudicado un nuevo Instituto Milenio dedicado a las Neurociencias Biomédicas que está constituido por investigadores del área biológica, matemática y también del campo clínico”, dice.

Finalmente, el doctor Andrés Couve, director del Instituto de Neurociencia Biomédica (BNI), quien formuló el proyecto junto a los académicos Cecilia Hidalgo, Pedro Maldonado, Claudio Hetz, Miguel Concha, Steffen Hartel, Mario Herrera, Manuel Kukuljan, Jimena Sierralta, Lisette Leyton y Hernán Silva, destacó que esta iniciativa permitirá desplegar el gran potencial de los neurocientíficos que se ha consolidado dentro del ICBM y de la Facultad de Medicina, permitiéndoles interactuar con proyectos comunes de alto impacto.

Cecilia Coddou