Doctor Ricardo Zubieta |
Este programa, dice el doctor Zubieta –actualmente director de los comités de Cirugía Pediátrica y de Urología Pediátrica de la Escuela de Postgrado de nuestro plantel-, “es un acierto de nuestro grupo de trabajo, ya que respecto a la Urología Pediátrica son dos las especialidades que tradicionalmente, y en todos los países, entienden que debe ser una derivación de ellas: la cirugía infantil y la urología general. En nuestro curso los postulantes pueden venir de estas dos disciplinas, y el primer semestre está abocado a nivelar a unos y otros en la especialidad que les es diferente, para luego iniciar el plan común de estudios”.
Así, desde 1999 se han titulado 12 urólogos pediatras, de los cuales casi la mitad son extranjeros, “porque en nuestro país las necesidades en la materia están cubiertas y, por lo tanto, podemos contribuir al desarrollo de los profesionales de nuestro continente”.
Camino a la subespecialidad
Por eso, el doctor Zubieta señala que hoy el desafío de mayor relevancia que debe enfrentar su disciplina –aparte de que su programa pase a ser una especialidad derivada, proyecto que se encuentra en estudio en la Escuela de Postgrado- “es tratar de centralizar recursos y experiencias, en el caso de patologías de baja prevalencia, en beneficio de los niños del país”. ¿Por qué? “Si el tratamiento de estas patologías de baja frecuencia y alto riesgo de morbilidad están debidamente centralizados, mejoran los resultados, nuestro conocimiento y experiencia en el manejo de estas y otras enfermedades”.
En cuanto al desarrollo científico, el doctor Zubieta apunta a avanzar en tratamientos mínimamente invasivos “gracias a los nuevos equipos en cirugía laparoscópica, que para el caso de los niños permiten trabajar en dimensiones aún más reducidas, reduciendo así la agresión y las posibles complicaciones”. De esta forma, están abordando enfermedades que antes debían pasar por largos tratamientos médicos, “como el reflujo vesico ureteral, patología según la cual la orina se devuelve a los riñones a través de uno o los dos uréteres, causando infecciones, mayoritariamente debido a una inmadurez del sistema. Actualmente, mediante un cistoscopio se puede hacer desaparecer este reflujo, de forma muy poco invasiva, lo que termina con años de problemas y tratamientos”.
Cecilia Valenzuela
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