Psicólogo Luis Felipe Muñoz |
El psicólogo del Departamento de Pediatría y Cirugía Infantil Occidente de la Facultad de Medicina de la U. de Chile, Luis Felipe Muñoz, quien trabaja en el CESFAM Dr. Raúl Yazigi atiende, principalmente, a adolescentes con trastornos de alimentación y del ánimo, a jóvenes con ansiedad, sujetos con conductas disruptivas, a quienes tienen mal rendimiento escolar o dificultades de adaptación.
De acuerdo a su experiencia cuando el foco terapéutico se centra en la familia los resultados son mejores. “La adolescencia es una etapa compleja sobre la que, lamentablemente, hay una visión social muy negativa. Y si bien en este período los jóvenes experimentan muchos cambios biológicos, cognitivos y de identidad que los llevan a cuestionar a los adultos y manifestar nuevos intereses, lo cierto es que también es una época en que desarrollan facultades significativas, lo que no debe perderse de vista”, comenta el psicólogo.
Para ser sinceros, agrega Luis Felipe Muñoz, la adolescencia, en ocasiones, es más complicada para los progenitores que para los jóvenes. “Los niños, en general, son obedientes y hacen lo que se les dice. Cuando esto deja de ocurrir, alrededor de los 10 o 12 años, los padres no saben cómo reaccionar. De hecho, una de las formas de actuar más comunes y menos funcionales es dictar cátedra”.
El psicólogo resalta que si la persona insiste en imponer su pensamiento sin darle tiempo al joven para que explique su punto de vista se generará rechazo. “Cuando uno le pregunta a los padres cómo manejan determinadas situaciones suelen responder: yo le hablo a mi hijo, como si con eso solucionaran todos los problemas. La verdad es que hay otras formas de reaccionar que son más efectivas”, plantea.
Una de ellas es colocar al joven en situaciones en que deba tomar decisiones y experimentar directamente el aprendizaje. “Por ejemplo, más que insistirle sobre el hecho de que debe ser responsable, se le puede dar obligaciones, de acuerdo a su edad y previa negociación, para que actúe conforme a ellas”, comenta.
Eso sí, la autonomía que obtenga el adolescente deber ser progresiva y custodiada por el núcleo familiar que, como es sabido, es un factor protector para cualquier individuo. “Los adultos pasan de llevar a sus hijos en brazos a caminar a su lado, para eso requieren de una estrategia que les permita observarlos y orientarlos en forma inteligente y creativa, de tal manera que no estén todo el tiempo diciéndoles qué hacer, sino dándoles la oportunidad de aprender de sus errores y de reforzar sus comportamientos cuando obtienen logros”, apunta.
Por eso, resalta, una atención integral es prioritaria: “Los modelos de intervención familiar son más recientes, de hecho se han desarrollado en los últimos 40 años, y resultan muy efectivos porque enseñan a los miembros de la familia cómo funcionar de una manera distinta, cómo tomar mejores decisiones y llegar a acuerdos, siempre en base a votos ponderados. Esto promueve la salud”, acota Luis Felipe Muñoz.
Cecilia Coddou |
