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Nº 132 - 19 de abril de 2010

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PULSACIÓN SEMANAL
 
 

Permite determinar adiposidad e hígado graso
Sugieren ecografía abdominal para niños obesos en riesgo

  • Especialistas de la U. de Chile proponen a los pediatras que además de controlar el peso y medir la circunferencia abdominal de los niños, a aquellos que están en mayor riesgo se les realice un ultrasonido abdominal.

Dr. Carlos Castillo.

Poner en la báscula a un niño para saber si está excedido de peso ya no es suficiente, los especialistas han incorporado en los últimos años la medición de circunferencia abdominal, técnica empleada en adultos que también es reveladora en los mayores de seis años. Ello porque tener abultada esta zona del cuerpo a partir de esa edad puede implicar un mayor riesgo de desarrollar resistencia a la insulina, presentar colesterol alto y presión arterial elevada.

La grasa en el perímetro abdominal tiene dos componentes: tejido adiposo subcutáneo y el intraabdominal. El primero tiene como objetivo principal regular la temperatura del cuerpo, mientras que el segundo es una reserva funcional usada a nivel celular, por ejemplo, en la formación de hormonas o corticoides. Si bien ambos son necesarios en cantidades adecuadas, la grasa intraabdominal excesiva puede llegar a ser muy nociva.

“La insulina contribuye a que esta grasa se deposite entre la parte alta de las extremidades inferiores y el tórax, por eso es tan importante hacer estas mediciones y considerarlas como indicadores de riesgo de alteraciones metabólicas”, señala el director del Departamento de Pediatría y Cirugía Infantil Centro de la U. de Chile, doctor Carlos Castillo.

El especialista destaca que algunos menores, aunque tienen peso normal y presentan un perímetro abdominal sólo ligeramente abultado, pueden ser candidatos a enfermedades crónicas asociadas a la nutrición. “Sin ser obesos algunos de estos niños al poseer una musculatura reducida y tener el depósito aumentado de grasa intra-abdominal, ya manifiestan un síndrome metabólico”, plantea.

De ahí que sea necesario observar sus antecedentes familiares, es decir, si padres, abuelos o hermanos están excedidos de peso, son diabéticos o han padecido infartos. Asimismo, junto con revisar el peso y la circunferencia abdominal se sugiere que en los grupos de mayor riesgo se añada un examen económico, no invasivo y simple de efectuar: la ecografía abdominal o ultrasonido.

Marcadores potentes

Según un estudio realizado por la U. de Chile y el Hospital San Borja Arriarán, campo clínico del plantel, este examen permite determinar la asociación entre adiposidad intraabdominal y alteraciones de insulina, triglicéridos, colesterol e, inclusive, hipertensión arterial. Pero no sólo eso, también ayuda a medir la ecogenicidad del hígado, o sea, revela si el órgano está más denso de lo habitual, lo que sugiere un hígado graso.

“Estos dos marcadores son muy potentes porque advierten de los peligros que hasta ahora eran estudiados principalmente en adultos y que de acuerdo a nuestra investigación también son muy útiles en niños”, plantea el doctor Castillo.

El estudio, que apareció publicado en la Revista Médica de Chile en febrero de este año, se llevó a cabo en 30 niños obesos mayores de seis años. “El tamizaje con ultrasonido es muy recomendable en los grupos de riesgo porque esto nos ayudaría a prevenir patologías complejas y crónicas propias de las edades adultas. En ese sentido lo que estamos proponiendo es afinar los métodos diagnósticos de manera que podamos cuantificar la grasa que hay en el abdomen”, señala el doctor Castillo.

El médico añade que los datos son fundamentales para advertir al paciente y grupo familiar de los peligros a los que se expone, promoviendo de paso cambios de hábito alimenticios y potenciando la realización de actividad física.

Asimismo, el doctor Castillo adelanta que para perfeccionar los métodos diagnósticos han estado realizando estudios pioneros de las arterias en niños y jóvenes, particularmente, de la aorta y carótida. “Estamos demostrando que en adolescentes obesos ya puede haber alteración del grosor de la arteria. Esto significa que estos jóvenes están en peligro de sufrir un infarto al miocardio o un accidente cerebrovascular en la adultez. Por eso nos interesa identificar los sujetos con mayor riesgo y prevenir a temprana edad las enfermedades crónicas no transmisibles”, acota.

Cecilia Coddou