Nº 292 - 28 de enero de 2014

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Experto del CAVEI y la Escuela de Salud Pública explica sensible tema:
“Las vacunas con timerosal no provocan daño neurológico”

  • Según explica el doctor Fernando Muñoz, director del Programa de Políticas, Sistemas y Gestión en Salud de la Escuela de Salud Pública de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, de entrar en vigencia la ley que prohíbe el uso de vacunas que contengan timerosal, el reemplazo de la vacuna pentavalente aumentará en 7.000 millones de pesos el costo total del Programa de Inmunización Nacional, pudiendo afectar la puesta en marcha de proyectos como el de vacunación para el virus papiloma humano, responsable del cáncer cérvicouterino.

El doctor Muñoz integra el Comité Asesor de Vacunas y Estrategias de Inmunización (CAVEI), entidad independiente conformada por académicos de diversas especialidades, cuya misión es asesorar al ejecutivo frente a decisiones de políticas públicas sin mediar conflictos de interés. El CAVEI es presidido actualmente por la doctora María Teresa Valenzuela y está conformado, entre otros, por los doctores Miguel O’Ryan, director de Investigación de nuestro plantel; Luis Fidel Avendaño, académico del Programa de Virología del ICBM y por el abogado Luis Eduardo Díaz, también de nuestra institución.


Doctor Fernando Muñoz

El doctor Muñoz es taxativo en explicar que no existe evidencia científica que compruebe una vinculación entre el uso de vacunas que contengan timerosal y posible daño neurológico. El timerosal es un compuesto orgánico a base de etil mercurio, muy diferente en cuanto a propiedades químicas y metabolismo en el organismo al metil mercurio, cuya toxicidad ha sido materia de acuerdos medio ambientales dirigidos a regular los riesgos de su ingesta, fundamentalmente a partir de productos del mar. El timerosal es usado como preservante antiséptico y agente antifúngico que evita la contaminación de las vacunas durante la preparación y, en algunos casos, durante la administración de vacunas multidosis.

Luego de la discusión generada a partir de 1990 acerca de la eventualidad de la existencia de una asociación entre daños neurológicos infantiles y la administración de vacunas conteniendo este compuesto, la evidencia científica acumulada a la fecha ha sido concluyente en señalar que tal asociación no ha sido demostrada por múltiples estudios hechos con metodologías serias por múltiples investigadores. Sin perjuicio de ello,  un grupo de parlamentarios presentó una moción que ha culminado recientemente en la aprobación de un proyecto de ley, que prohíbe la fabricación, importación, comercialización, o distribución a cualquier título de todo tipo de vacunas que, dentro de sus compuestos, contengan en cualquier nivel de concentración timerosal o compuestos organomercúricos.
Frente a ello, el CAVEI ha emitido una serie de declaraciones, la última de ellas publicada el 22 de enero de 2014, señalando que la implementación de esta ley puede acarrear consecuencias lamentables, entre las que podrían estar la reaparición de enfermedades prevenibles por vacuna que hoy se encuentran eliminadas o controladas. El comité ha señalado que: “Se ha tomado una decisión en contra de toda la evidencia científica y las recomendaciones y afirmaciones hechas por toros los organismos de salud y medioambientales del mundo”.

Así, el doctor Muñoz afirma que “no existe incertidumbre alguna de parte de los organismos referentes mundiales acerca de la conclusión de que la evidencia acumulada no sustenta la existencia de una asociación entre el uso de timerosal en vacunas y daños neurológicos como el Autismo. A esta conclusión se ha llegado después de más de 20 años de análisis crítico de evidencia científica producida en este periodo, lo que con alta probabilidad ha incluido a la literatura presentada por asociaciones de familiares de niños autistas, o por el actual presidente del Colegio Médico, posición alternativa que nuestro parlamento parece haber tomado en cuenta, despreciando las recomendaciones de organismos como la OMS, OPS, el Instituto de Medicina y los centros de control de enfermedades (CDC) de los Estados Unidos, la Academia Americana de Pediatría y las sociedades de Infectología, de Pediatría y de Neurología de Chile, entre otras”.

Reemplazo es más caro y de menor duración

En Chile, el timerosal está presente en vacunas  como la pentavalente, que se administra a los 2, 4 y 6 meses para prevenir enfermedades como difteria, tos ferina o convulsiva, tétanos, hepatitis B e infecciones invasivas producidas por Haemophilus influenzae del tipo b, requiriéndose refuerzos posteriores.

Según explica el doctor Muñoz, ya se dispone de productos para estas inmunizaciones libres de timerosal, pero “no son equivalentes en cuanto a costos, definitivamente. En el caso de la vacuna pentavalente, el costo actual para todo el país dentro del Plan Nacional de Inmunización es de 3.000 millones de pesos. La vacuna alternativa costaría 10.000 millones de pesos. En otras palabras, la ley obligaría a gastar un tercio del presupuesto total del Programa Nacional de Inmunizaciones, que son 30.000 millones de pesos, en una sola vacuna”.

Pero añade que, además, este producto no podría ser considerado equivalente, pues “hay información reciente acerca de que esta última vacuna logra una protección de menor duración para tos convulsiva y hepatitis B que la actualmente en uso. Por otra parte, la alternativa incluye vacuna polio inyectable en la misma vacuna, lo que obligaría a iniciar el cambio de la actual vacuna oral -con virus atenuados- por la inactivada, que es la inyectable.

¿Usted cree que la tendencia a evitar esta vacunación podría generar problemas de brotes o epidemias?

Espero que no lleguemos al extremo de tener epidemias de enfermedades eliminadas o controladas gracias a las vacunas. Los programas de vacunación se van a ver afectados, eso sí, y lo más grave es que se va a producir una desconfianza de la población hacia los mismos. Esa confianza es esencial para mantener las altas coberturas que son necesarias para ese control.

Y es que “en ningún país del mundo se ha prohibido el timerosal en vacunas por ley sino que, en el caso de aquellos países que dejaron de usarlo en los años 90, eso se hizo por decisión de sus respectivos ministerios de salud. Es cierto que algunos dejaron de usar timerosal en los ‘90, cuando existía incertidumbre respecto del tema, pero para posteriormente cambiar de opinión, como es el caso de la Academia Americana de Pediatría. Todos saben que en algún momento podría ser necesario usar vacunas con timerosal, por ejemplo frente a epidemias de Influenza que requieran de grandes cantidades de vacuna que sólo son factibles de producir en corto tiempo en presentación de multidosis, la que requiere de timerosal como preservante. Frente a situaciones como esta una ley restrictiva podría ser muy perjudicial”.

Por último, explica que todas las leyes explican, en un último párrafo, cómo serán financiadas, lo que no ocurre en el actual proyecto. “A juicio del CAVEI, y dada la exclusividad que tiene el ejecutivo en lo que respecta a iniciativas parlamentarias que impliquen mayor gasto público, este hecho podría entrañar un problema de constitucionalidad. Si durante el 2014 hubiera de dedicarse recursos del presupuesto ya aprobado al cumplimiento de esta ley, podrían verse afectados los programas actuales y las nuevas vacunas anunciadas, como la dirigida a la prevención del Cáncer Cervicouterino, lo que sería muy lamentable”.

Cecilia Valenzuela


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