La ceremonia de certificación se realizó el 1 de julio de 2009, ocasión en la que la directora de esta escuela, profesora Hilda Bonilla, recordó que desde su creación en 1834 “ha estado preocupada de los temas contingentes a la salud de la embarazada y el niño; por ello, hoy nos centramos en mejorar la calidad de atención a las madres, pues en la actualidad mueren alrededor de 40 mujeres anuales por problemas durante la gestación, el parto o el puerperio, y 60 por violencia de género, situación que con nuestro aporte puede cambiar, porque no es justo que esto aún suceda en nuestro país”.
Profesora Hilda Bonilla directora de la Escuela de Obstetricia y Puericultura, con las diplomadas proveniented de los hospitales San Borja Arriarán y San José. |
Menos violencia al nacer, una sociedad menos violenta
Por su parte, la doctora Carmen López, encargada del área de Violencia de Género del Departamento Ciclo Vital del Ministerio de Salud, señaló que esta temática está involucrada en parte de esta formación impartida a las matronas porque son éstas las profesionales quienes están a cargo de la calidad de vida de las embarazadas y madres, así como quienes pueden concretar la vuelta hacia un parto más humanizado y fuera de situaciones de riesgo, gracias a los avances en cuanto a los conocimientos y tecnologías en la disciplina, por lo que pueden hacer del nacimiento un momento más acompañado y menos estresante. “Por eso es que nuestra cartera se plantea como imperiosos los cambios en la atención durante el proceso reproductivo, incorporando estos factores”, sentenció, añadiendo que la realidad actual del país muestra que más de un 50% de los niños nace fuera del matrimonio, por lo que el papel de estas profesionales tiene gran fuerza en la detección de la violencia hacia la mujer y en su orientación hacia los servicios disponibles.
Finalmente, Marlene Allain, a nombre de las participantes, agradeció la oportunidad de participar en este diplomado, que “nos llena con el anhelo de reencontrarnos con este modelo de atención, del que ya somos un factor multiplicador, pues muchas de nosotras ya nos damos un “tironcito en el delantal” con alguna colega para recordarnos esta forma más cálida y cercana de hacer nuestra labor. Un nacimiento menos violento contribuirá a hacer una sociedad menos violenta”.
Este primer curso, según explicó la profesora Rosa Niño, de la Escuela de Obstetricia y Puericultura, ya tiene 64 inscritas para su segunda versión –a iniciarse próximamente- y 80 para la tercera.
Cecilia Valenzuela
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