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Nº 98 - 30 de junio de 2009
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PULSACIÓN SEMANAL
 
 

Primer Debate en Campus Sur
La muerte, el dolor, el paciente y la sociedad

  • Un éxito de asistencia y participación fue el nuevo encuentro del Ciclo de Debates de la Facultad de Medicina, esta vez abordando el tema “Eutanasia y suicidio asistido”, que se realizó el 26 de junio de 2009 en el Aula Magna del Campus Sur de la Facultad de Medicina.

En la oportunidad, el doctor Salustio Montalva director académico del Hospital Barros Luco Trudeau, dio la bienvenida a los asistentes, aplaudió la iniciativa de “traer esta motivación intelectual a los campus clínicos, de manera que, además, se conozca su realidad”, y presentó a los conferencistas, monseñor Fernando Chomalí, obispo auxiliar de Santiago y el doctor Miguel Kottow, coordinador de la Unidad de Bioética y Pensamiento Médico de la Universidad Diego Portales, cuyas intervenciones fueron moderadas por el doctor Hernán Villarino, académico del Departamento de Bioética y Humanidades Médicas de nuestro plantel.


El doctor Miguel Kottow sentenció que la medicina recibe como un reactor el dilema que se produce entre el paciente y la sociedad respecto del tema, por lo que la disyuntiva se mueve entre los ámbitos privado y público.

Monseñor Chomalí introdujo su presentación refiriéndose al dilema puesto por los avances científicos y tecnológicos que permiten mantener con vida a personas que están en situaciones límite; así como los casos individuales que, además, son masificados por los medios de comunicación, todo lo cual se da en el actual contexto cultural que da extremado valor a la autonomía. Esto, señaló, genera una aceptación del tema de la eutanasia que hunde sus raíces en una sociedad que evita a toda costa el dolor, y que piensa que la vida carece de sentido si se da en el sufrimiento. Por ello, en su opinión puede suceder que quien la pide lo haga para terminar con una vida de soledad y abandono más que por enfermedad o dolor intolerable.

Luego, definió eutanasia como la acción u omisión para causar la muerte con el fin de terminar con el sufrimiento, añadiendo que respecto a ello el Papa Juan Pablo II dijo que era “adueñarse de la muerte, haciéndola efectiva antes de tiempo”. Desde esta perspectiva, agregó que hay situaciones que no pueden ser catalogadas como tal, como la renuncia voluntaria a tratamientos extremos o las acciones tomadas para evitar el dolor que, por accidente, provocan el deceso. En la misma línea, señaló que la Iglesia Católica sentencia que no se debe recurrir a todos los medicamentos, técnicas o procedimientos disponibles para prolongar la vida; por ello, es necesario el criterio de proporción, para no dañar ni por ensañamiento terapéutico ni por omisión, juicio que se puede determinar por criterios objetivos, como las disponibilidades de recursos, como subjetivos, entendiéndose como tales los pensamientos del paciente y su familia.

Finalmente, el prelado indicó que la eutanasia como el derecho de las personas sobre sus propias vidas, para la Iglesia Católica es inaceptable porque todas las personas somos indispensables, por lo que médicos, personal de salud y familiares están llamados a acompañar y paliar el dolor del que sufre.

Eutanasia como campo de la bioética

Por su parte, el doctor Miguel Kottow no quiso definir eutanasia pues, en su opinión existen posiciones que fluctúan entre lo reprobable de un homicidio a una situación aceptable en casos específicos, por lo que considera que no se pueden consensuar. Pero en el ámbito médico, explicó que tienen que darse situaciones bien determinadas para que pudieran ser causales de ella, como son una patología incurable y sufrimiento intolerable que la medicina no puede aliviar.


Las opiniones de los asistentes se refirieron especialmente a la misión de acompañamiento y mitigación del dolor que deben procurar en última instancia los equipos de salud, más allá de cualquier convicción religiosa o espiritual.

Luego, analizó que la medicina recibe como un reactor el dilema que se produce entre el paciente y la sociedad respecto del tema, por lo que la disyuntiva se mueve entre los ámbitos privado y público. En este derrotero, siguió analizando las perspectivas que ofrecen la bioética y la biopolítica al respecto, explicando que la primera se centra en la vida frente a la persona, a cada individuo, mediante el ejercicio de su autonomía, a diferencia de la segunda que aborda a la vida como un derecho social en el que hay que regular y legislar.

En base a estos análisis, el doctor Kottow expuso una línea de pensamiento en la que el médico, en una sociedad en la que haya normas al respecto, debe actuar en plenitud de conciencia o, si tiene objeciones, negar su participación ya que, según Hipócrates, la medicina debe aplicar poder y discernimiento en beneficio de los pacientes.

Otorgada la palabra a los asistentes, las opiniones se refirieron especialmente a la misión de acompañamiento y mitigación del dolor que deben procurar en última instancia los equipos de salud, más allá de cualquier convicción religiosa o espiritual.

Cecilia Valenzuela