En la feria de la comuna de Independencia, los estudiantes entregaron información a los locatarios y a los consumidores, además de hacer evaluaciones nutricionales gratuitas y regalar recetas para cocinar ricos platos en base a vegetales. |
A partir de este año, la profesora planteó gestionar una propuesta totalmente distinta, en la que los estudiantes propusieran una intervención para promover los beneficios de la alimentación saludable. Así, los inscritos recibieron información básica respecto del consumo de frutas y verduras y el manejo de proyectos comunitarios, para luego hacer un proyecto en el que se incorporarían a la feria que se instala en la intersección de las calles Maruri con Domingo Santa María. Allí, entregarían información a los locatarios y a los consumidores, además de hacer evaluaciones nutricionales gratuitas –que partieron ofreciendo a los vendedores, a modo de acercamiento, con gran aceptación- y regalarían hasta recetas para cocinar ricos platos en base a vegetales.
“Los cinco estudiantes –uno de Nutrición y cuatro de Medicina- mostraron su entusiasmo de inmediato, por lo que prepararon estupendo material: guías de alimentación balanceada según edad, las recetas, folletería con recomendaciones del Ministerio de Salud e incluso letreros termolaminados que regalaron a los locatarios, con las características y propiedades de las frutas y verduras que venden”, explica la profesora Jiménez.
Letreros suben las ventas
En el lugar, los jóvenes se instalan con el equipamiento para medir y pesar y la papelería, e instan a los transeúntes a medir su índice de masa corporal y a recibir la información nutricional adecuada para ese resultado. “Durante la última visita hicimos más de 70 evaluaciones, y pudimos ver que hay bastantes casos de sobrepeso, pero no tantos de obesidad”, dice la estudiante Maureen Paulsen. Todos los datos recabados en las sucesivas visitas a la feria, añade la alumna Carola Tapia, serán registrados para presentar un informe final con su apreciación del estado nutricional de ese sector de la población, entre otros resultados de su intervención.
Incluso los vendedores se manifestaron completamente satisfechos con la iniciativa: “los clientes se quedan leyendo los letreros, y con eso compran más y me cuentan que les gusta”, dice Alejandro, a cargo de un puesto de tomates. Otras vendedoras añaden que se los llevan a sus respectivos puestos en otras ferias, y que les gustan a sus “caseritas”. “Por eso esperamos replicar este curso el próximo semestre, porque ha sido un muy buen aporte a la comunidad”, finaliza la profesora Jiménez.
Cecilia Valenzuela
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